La población reclusa de Aragón requiere una media de 500 internamientos anuales en hospitales de la red autonómica. Se trata de un colectivo aquejado, en mucha mayor medida que el resto de la sociedad, de enfermedades infecciosas como las hepatitis B y C, el sida y la tuberculosis. A menudo, las patologías están relacionadas con el consumo de drogas. La asistencia que los presos reciban en sus centros penitenciarios tendrá por ello en cuenta la especificidad de sus enfermedades.