Después de un sábado de protocolos e inauguraciones oficiales con ministra incluida, la segunda jornada de celebraciones en el 60 aniversario de Bodegas San Valero se volcó ayer en reconocer la labor de quienes han ido construyendo día a día la historia de esas bodegas. 750 socios de esta empresa acudieron a la cita, presentada por el televisivo Antonio Hidalgo y la periodista de EL PERIODICO DE ARAGON Adriana Oliveros.

La fiesta tuvo otros alicientes, como un calórico y delicioso menú compuesto por platos cocinados y maridados con caldos de la bodega (incluyendo el conmemorativo del 60 aniversario, 8.0.1.). No faltó la música, a cargo de la orquesta Pasadena y, sobre todo, de los salmantinos Mayalde, que relataron sobre el escenario la historia de la música de antes, aquélla que se componía con mesas, aceiteros e incluso botas de vino.

Pero el momento más emocionante de la jornada fue el de los reconocimientos. Primero, a Lola, hija del fundador de la bodega, Francisco Ruiz Cabrera, que descubrió una placa en honor de su padre en las nuevas instalaciones. En segundo lugar a Pepe Soler, toda una institución en el lugar, por su condición de único trabajador vivo de entre todos aquellos que empezaron en la recién nacida Bodega San Valero del 66. Por último, Jesús Gimeno recibió una placa en nombre de su padre, Macario Gimeno Gotor, el único de los fundadores que sigue con vida y que no pudo asistir por problemas de salud.

El presidente de la cooperativa, Félix Báguena, quiso extender los aplausos a su vicepresidente, José Antonio Bernal, y al resto del consejo rector. Rememoró los inicios de la bodega, con sus 66 socios, para glosar un presente que cuenta con más de mil cooperativistas y puede presumir de ser "respetuoso con el medio ambiente y de haber integrado la acción social --en colaboración con la fundación Benito Ardid-- en su proyecto".