No es limpiador, sino celador, pero no dudó a la hora de tomar una medida "en solidaridad y apoyo" a los empleados de limpieza. Desde entonces, su dieta excluye cualquier alimento sólido y se basa únicamente en agua, infusiones y zumos. "Es duro y se lleva mal, pero siempre vale la pena luchar por la justicia social y los derechos adquiridos a base de lágrimas y mucho esfuerzo", sostiene. Porque, para Ángel, la razón de la lucha está más que justificada. "No podemos consentir que nos roben nuestros derechos con la excusa de la crisis, Porque no todo vale".

Desde el apartado de secciones sindicales, ubicado en el primer sótano del hospital Clínico, Ángel, y junto al delegado sindical José Luis Martínez, está decidido a seguir con la huelga de hambre, aunque asegura haber perdido ya diez kilos de peso. Sin embargo, garantiza conservar fuerzas y gozar del apoyo de muchos compañeros, aunque "echo de menos la implicación de médicos y enfermeros porque, a pesar de que alguno sí que ha bajado a mostrarnos su apoyo, no tenemos el apoyo que, por ejemplo, han tenido en Murcia".

Dispuesto a llegar "hasta donde haga falta", Ángel reitera su solidaridad con el colectivo de limpiadoras porque "son una parte importante de los hospitales y no se puede consentir que una empresa privada obtenga beneficios con dinero público", pero "el primer interesado en que esto no llegue a buen puerto es (el consejero de Sanidad) Ricardo Oliván porque lo que quiere es sacar las licitaciones de los servicios privatizados del Salud a la baja y dar así más margen de beneficios a las empresas facilitando la extinción del convenio". Porque Hidalgo se empeña en dejar claro a quién considera el principal responsable de la prolongación de un conflicto sin visos de solución.

"A este consejero parece no importarle absolutamente nada ni mi salud, ni la de otros compañeros en huelga de hambre ni, sobre todo, las consecuencias de un conflicto que nunca debió llegar tan lejos", apunta. Pero no cede, aunque confiesa que, en ocasiones, la extrema dureza de la medida es difícil de soportar. "En función de lo que sigan decidiendo las asambleas, yo seguiré, aunque las fuerzas ya flaqueen".

De momento, quizá le permitan acudir a la manifestación que, a partir de las 11.00 horas, partirá hoy de la plaza de España hasta la Delegación del Gobierno en apoyo de un colectivo que sigue en pie de guerra.