La empresa de abonos Abonlir, que hace unos meses saltó a las páginas de este diario por las quejas de los vecinos de Sádaba y Alera acerca de los olores que emitían en sus procesos de producción, ha realizado varias mejoras para paliar dichos hedores.

Concretamente, se ha cambiado el sistema de mezclas de las materias primas y se ha aplicado un filtro biológico a los materiales que se emplean para fabricar los abonos. Según explicó el gerente de la planta, Jesús Varela, estas medidas se han realizado "para eliminar los malos olores".

Asimismo, desde hace unos meses esta empresa dispone de una nueva licencia de actividades. Concretamente, la que les certifica como gestores de residuos orgánicos biodegradables (animales, vegetales e industriales) específicos para elaborar abonos. Con ella, "estamos autorizados para efectuar los procesos, mezclas, compostaje, tratamiento mecánico y envasado de abonos orgánicos", explica Valera.

La aplicación de las medidas correctoras en Abonlir tuvieron que efectuarse a instancias del Gobierno Navarro, ya que la empresa, aunque próxima a Alera y Sádaba, se sitúa en término municipal de Carcastillo (Navarra). Hasta la institución foral se desplazó el alcalde de Sádaba, Cecilio Cavero, para expresar sus quejas ya que, según indicó, en el Departamento de Medio Ambiente del Ejecutivo Aragonés no les hacían caso.

Una versión que no coincide con la de Jesús Varela, quien asegura que el Gobierno Aragonés "envió unos inspectores y no encontraron nada raro en la planta". De hecho, según el gerente, el edil sadabense fue al Gobierno Navarro "porque allí tiene intereses políticos".

En cualquier caso, las mejoras efectuadas en Abonlir, según los responsables de la firma, "son efectivas", puesto que se encargó un estudio olfatométrico a una empresa especializada en el que se asegura "que los olores no llegan a Alera".