Tres comerciales de venta a domicilio han sido absueltos de los delitos de estafa continuada e integración en grupo criminal que la Fiscalía les imputaba por endosar productos por valor de 31.000 euros a una anciana a lo largo de tres años, entre ellos una aspiradora con cristales de Swarovski por la que pagó, junto a un descalcificador de agua, 12.000 euros. Solo uno de los vendedores que se sentaron en el banquillo, Christian Rafael D. C., ha sido condenado a nueve meses de prisión, no por las ventas sino porque se llevó los productos alegando que le reembolsaría el dinero, y no lo hizo.

Pese a que para la Policía, cuyo grupo de Delitos Económicos se hizo cargo de la investigación, y para el ministerio publico, los cuatro comerciales se conchabaron para endosar a la anciana, enferma de cáncer, una buena cantidad de productos que no necesitaba a lo largo de diversas ventas, el titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Zaragoza afea en la sentencia que no ya en el juicio, sino a lo largo de la instrucción, no ha quedado acreditado ninguno de estos extremos.

Según los hechos que considera probados, los cuatro comerciales acusados estuvieron visitando la casa de la mujer en varias ocasiones entre el 2014 y el 2016. En una primera visita, Christian Rafael D. C. y una compañera, absuelta, le vendieron el citado aspirador Hyla Swarovski Edition -del que, según fuentes consultadas, apenas se vendieron cuatro en España- y un descalcificador de agua por 12.000 euros.

Nueve meses después, el mismo vendedor, con otra compañera, volvieron a la casa y le vendieron por 8.000 euros diversos productos de le empresa Argosalud, entre ellos un somier, un colchón, una base magnética, un masajeador de pies o unos relojes, aunque uno de los contratos fue resuelto porque no llegaron a entregarse los productos.

Tres meses después, los mismos dos comerciales le vendieron otro aspirador de más de 3.000 euros, modelo Rainbow de la empresa PJ Dreams. Y ocho meses después, en julio del 2016, le hicieron otra venta, de una lavadora de 3.800 euros, pero el contrato finalmente se resolvió.

Por sospechosas que puedan parecer las ventas y su reiteración, en ninguna de ellas, analiza el juez, se ha demostrado que los comerciales se aprovechasen (ni conocieran) la vulnerabilidad de la mujer-si es que la había, porque tampoco hay prueba de ello-, ni que la engañasen sobre las condiciones, el precio de venta o la posibilidad de devolver los productos. Tampoco quedó demostrado que una de las comerciales le pidiera dinero en efectivo para varios trámites.

Lo único que ha quedado demostrado, y por lo que ha habido condena, es que Christian Rafael le vendió una tercera aspiradora y un aparato de osmosis de agua, por unos 3.000 euros, y luego se la llevó diciéndole que la iba a revender y le devolvería el dinero. Cosa que no hizo, alegando que la empresa había quebrado.

Pero el resto de los comerciales, defendidos por Fernando Díaz, Isabel Jerez y Raquel Gallego, resultaron absueltos.