Era previsible que los de Esquerra saliesen un día de éstos con alguna pata de banco. Pero que lo hicieran tan pronto y con tal contundencia es cosa que ha sorprendido a todos. Carod Rovira, sea por iluso o por incompetente, ha reventado las ruedas del Tripartito y ha concedido al PP la oportunidad de ganar las próximas generales por mayoría absoluta. Ayer, a los jefes conservadores se les veía tan sobrados que hasta explicaban la situación con coherencia y cierta elegancia. Cualquier día, coge Rajoy, disuelve su gabinete de campaña (ya le rematarán Bono e Ibarra al atribulado Zapatero) y da fiesta a los suyos hasta la noche del 14 de marzo, en que bastará con salir al balcón de la calle Génova a recoger los aplausos.

Lo que ha hecho Rovira es de una incalificable torpeza. No sólo porque entrevistarse con ETA fuese improcedente, sino porque era inútil, absurdo y no podía beneficiar en nada ni al nuevo gobierno catalán ni a Esquerra ni a nadie que no fuese el hoy debilitado entramado terrorista... o el mismísimo PP. Tan es así que ayer había serias dudas de si la noticia o los detalles de la reunión los habían filtrado los servicios de inteligencia españoles o la propia ETA. El hecho de que además tal filtración haya coincidido con el congreso de las Víctimas del Terrorismo, en el que previamente los populares habían cogido todo el protagonismo dejando fuera al PSOE, incrementa aún más las implicaciones a varias bandas del desliz .

El daño hecho por el líder de Esquerra apenas va a mitigarse tras su cese como conseller en cap . Más allá de las anécdotas, este suceso evidencia que los estrategas del PP tenían razón en cuanto a los riesgos que corría el PSOE al diversificar sus alianzas y sus opciones programáticas. Aznar y su sucesor, al tiempo que ponen a sus principales adversarios contra las cuerdas, están disimulando con gran éxito los desaguisados que no dejan de producirse en sus propias filas. Unos genios.

(Continuará).