La acequia de riego de Miraflores se rompió ayer junto a las vías de la velocidad alta a Huesca, junto a la salida de Zaragoza por la carretera de Castellón. El agua desmoronó la tierra que sustenta la valla de protección del ferrocarril y arrastró el barro hasta los pies de la vía, aunque el incidente no provocó la interrupción del tráfico ferroviario.

La compañía Renfe advirtió de la rotura de la conducción al servicio de emergencias 112, que envió efectivos de la Policía Nacional. El propio sindicato de riegos de Miraflores cortó el suministro por la mañana. Al mediodía, este diario pudo comprobar que aún fluía agua hacia la plataforma ferroviaria.

Fuentes oficiales de Renfe restaron importancia a la posible afección al subsuelo del ferrocarril, pese a la preocupación inicial. Expertos consultados manifestaron que las tierras de drenaje empleadas son muy efectivas y apenas llevan unos meses de servicio, por lo que consideraron que el agua caída en la plataforma no puede provocar problemas dada su elevada capacidad de absorción.

La línea de velocidad alta entre Zaragoza y Huesca discurre en paralelo a la acequia de Miraflores tras desviarse en dirección al Ebro desde la antigua estación. A la altura del polígono industrial San Valero, muy cerca de las cocheras de Transportes Urbanos de Zaragoza (TUZSA), la conducción se rompió por causas desconocidas. Del lugar del incidentes apenas distan unos 200 metros del nuevo viaducto de la N-232 que salva el corredor del ferrocarril.

UNA CARCAVA El agua, que en este sector es conducida por una tubería subterránea, salió a borbotones, arrastrando la tierra y creando una brecha --cárcava-- de unos dos metros de anchura en el terreno. La caja del sifón de la tubería quedó al aire, al igual que uno de los estribos de la malla metálica de seguridad del tren. El camino de servicio también quedó afectado, por lo que los agentes colocaron unas cintas para impedir el paso. Las rajas en la pista de tierra eran apreciables.

El camino de servicio que oculta la conducción supera en unos dos metros de altura al corredor ferroviario, lo que permitió que la escorrentía de tierra y barro cubriera un tramo del sistema de drenaje de las vías.

El agua se extendió sobre más de veinte metros de la plataforma ferroviaria. La canaleta de los cables del sistema de señalización quedó anegada por completo.

La incidencia se suma así a la rotura del Canal Imperial de Aragón en Miralbueno, ocurrida a finales del año pasado, como consecuencia de las obras de construcción del emisario de la plataforma logística (Pla-Za). En esa ocasión, el agua llegó a la zona de acceso a la capital aragonesas de la línea de alta velocidad Madrid-Lérida.