Brayan M. G., que se enfrenta a una pena de 18 de prisión por el asesinato del senegalés Lamine Gueye, en su piso de la calle Mompeón Motos, en el barrio zaragozano de Delicias, responsabilizó ayer a su hermano, menor de edad, de la agresión que pudo acabar con la vida del joven, al que habían ido a comprarle marihuana. El acusado como autor material --comparte banquillo con dos presuntos encubridores-- desmintió que el ataque le matara, porque según él les echó de la casa y cerró la puerta --"oímos las cerraduras, clac, clac"-- por dentro. Pero si hubo un responsable fue su hermano, ya condenado a siete años de reclusión por el Juzgado de Menores.

Su propio abogado, Javier Osés, le preguntó por qué no había dado esa versión hasta ayer, la primera jornada de un juicio con jurado que durará toda esta semana. "Es mi hermano, mi hermano pequeño", dio por toda explicación.

MARIHUANA

Según el relato del principal acusado, tras dos días comprando "pequeñas cantidades de marihuana" a Lamine Gueye, al que conoció a través de su hermano pequeño, fueron, en mayo del 2012, en una tercera ocasión. Los coacusados dijeron que iban a por un kilo, pero él lo negó. En cualquier caso, explicó que subieron a la casa y Lamine no tenía la droga, así que llamó a O. para que fuera a buscarla. "Se iba a ir en bus, pero yo le dije que le llevaba un amigo", uno de los coacusados, que le había llevado desde Calatayud.

Pero "tardaba mucho", por lo que se pusieron nerviosos y acabaron discutiendo. Le dio "una galleta" a Lamine y se puso a buscar la droga por la casa. Cuando estaba en ello, oyó gritos y vio a su hermano forcejando con la víctima, sujetando una pistola de fogueo que él mismo había llevado --"para asustar, por si acaso, íbamos a comprar droga..."-- y con la que le había golpeado en la cabeza. Los separó, y Lamine les dijo que se fueran, pero que se quitaran la ropa ensangrentada, que si los veían los vecinos "llamarían a la Policía".

DESNUDO Y ATADO

Esta versión, que la Fiscalía no cree, podría explicar la causa de la muerte, que según los forenses fue un traumatismo craneoencefálico --con golpes de tal fuerza que rompieron el cráneo-- y la consiguiente hemorragia cerebral. También dejaría resuelto el por qué la puerta estaba cerrada por dentro, y un amigo de Lamine tuvo que romper la puerta para entrar, y encontarle en el pasillo, ya cadáver. Lo que no explicaría es por qué estaba desnudo y atado de pies y manos con bridas, algo sobre lo que Brayan M. G. dijo no saber nada.

La Fiscalía considera que ambos hermanos lo ataron, lo tumbaron en la cama y lo golpearon con un objeto irregular --como la culata de la pistola--, tras lo cual se quitaron la ropa más manchada de sangre y abandonaron la vivienda, sabiendo que le habían matado y valiéndose de su indefensión, por lo que se aplicaría la agravante de alevosía y la pena aumentaría.

El ministerio público se centró en la sucesión de llamadas desde que uno de los acusados por encubrimiento, Daian O. A., llevó al amigo de Lamine Gueye, O., a buscar la marihuana. Aquel, defendido por la letrada María José Peralta, explicó que Lamine no contestaba, y que O. se escamó y abandonó el coche sin coger la droga. Brayan aseguró que no hubo llamadas, que él oyera, y que Lamine podría haber contestado porque estaba "consciente".

ENCUBRIDORES

Tanto Daian O. A. como Victoriano M. G., representado por Araceli Sebastián, se enfrentan a penas de dos años de prisión por encubrimiento. El segundo puso el coche --pero no tenía carnet-- y el primero condujo para llevar a los hermanos M. G. de Calatayud a Zaragoza, para comprar marihuana. Ambos coincidieron en que al salir los hermanos de la casa iban "ensangrentados" y "asustados", de lo que la Fiscalía deduce que ya sabían que lo habían matado. Al día siguiente les llevaron a Madrid, sin saber, afirmaron, que Lamine murió. Lo ocultaron porque "no querían problemas".