El arma del crimen no ha aparecido, pero los investigadores --a los que el acusado se refirió como "las fuerzas represoras de España"-- acompañaron a Óscar M. V. a buscarla a un campo en Cataluña. Según él, "la Policía a lo que se ha dedicado es a poner pistas falsas y a confundir", y en este caso, afirmó que en realidad, él no enterró el arma. Tras el crimen, fue a ver a su exnovia, abogada, y ella le dio el arma a su hermano que fue quien la escondió. "Al principio dije que le acompañé para no incriminarle", afirmó. Pero negó que él guiase a la Policía a ningún sitio. "Me enseñaron fotos del arma y me dijeron que la habían desenterrado, y que si les acompañaba y la sacaba yo me aplicarían la atenuante de confesión", aseguró. Por eso se sorprendió cuando el arma no estaba en el campo. Preguntado por su letrada, afirmó también que él no hizo el servicio militar "por fobia a las armas", pero que la víctima "bacilaba" de que había sido tirador olímpico.