Oscar Molina Valle, acusado de asesinar a su jefe, ha reconocido hoy en el juicio celebrado en Zaragoza que mató al empresario catalán Jordi Milian de dos disparos, pero ha alegado que lo hizo en legítima defensa.

En la vista, que ha comenzado hoy en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Zaragoza con un jurado popular, la fiscalía ha solicitado 18 años de cárcel por un delito de asesinato con la agravante de alevosía.

Los hechos se remontan al 13 de mayo de 2011 cuando, según el relato de la fiscalía, el fallecido y el acusado discutieron en la nave de Mequinenza donde el empresario, propietario de una empresa que alquilaba coches de todo tipo para cine y publicidad, almacenaba una gran cantidad de vehículos que el acusado arreglaba.

El fiscal considera que Óscar Molina realizó dos disparos al empresario, uno por la espalda, y otro cuando ya estaba tendido en el suelo, en el pómulo izquierdo.

Según el relato de la fiscalía, Oscar Molina Valle enterró el arma, que no ha sido encontrada, en un pinar, en compañía de otra persona, hermano de una abogada, con la que mantenía una relación sentimental y a quienes confesó los hechos, siempre según el Fiscal.

Ha reconocido, sin embargo, que la mañana de los hechos ambos discutieron por el dinero que el empresario le debía por su trabajo en los coches, y que él pensaba utilizar para pagar la señal de un taller de Mequinenza en el que quería establecerse por su cuenta.

Molina ha añadido que agarró de forma violenta al que fuera su jefe pero ha afirmado que luego volvió al trabajo y continuó con la puesta a punto de un taxi neoyorquino.

En ese momento, el empresario apareció con una pistola, que en su relato era propiedad de Milian, con la que este le amenazó y, tras un forcejeo entre ambos, el arma se disparó, causándole la primera herida al fallecido.

Molina niega que su jefe cayera al suelo y ha explicado que, herido, le amenazó con una barra de metal y que en ese momento, asustado, él disparó por segunda vez.

Tras esto, y "sin tocar nada", abandonó el escenario de los hechos con la pistola.

A lo largo del juicio, en el que declararán miembros de la Policía y los dos hermanos, entre otros testigos, el jurado deberá decidir en qué circunstancias se produjeron la muerte y si el acusado es culpable de un delito de asesinato o de homicidio y con qué agravantes o atenuantes se cometió el crimen.

La acusación particular ha solicitado una condena de 20 años, mientras que la Defensa ha solicitado en un primer momento una sentencia absolutoria por las atenuantes de confesión de los hechos, arrepentimiento, miedo insuperable, legítima defensa y enajenación mental transitoria o una condena menor por un delito de homicidio imprudente.

El acusado se enfrenta también a un delito contra la seguridad del tráfico por conducir tras el suceso varios vehículos sin poseer ningún punto en el carné y a un delito de tenencia ilícita de armas, perseguido únicamente por la acusación particular, que ha solicitado además una indemnización para los padres y la hija del fallecido.