Roberto M. G. negó ayer ante la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Zaragoza que se hiciese pasar por una joven menor de edad para conseguir imágenes pornográficas. El hombre alegó que le habían hackeado las cuentas electrónicas tras ser víctima de una ciberestafa. En el 2009, cuando fue condenado a una multa por tenencia de archivos pedófilos, también había argumentado que no sabía el contenido de los mismos.

En esta ocasión, y tras los sucesivos endurecimientos del Código Penal, el hombre se enfrenta a bastante más que una multa de 1.800 euros. Concretamente a hasta 19 años de cárcel -13, para la Fiscalía- por delitos de elaboración de material pornográfico (agravado por incluir a un menor de 13 años), ofrecimiento, difusión y exhibición del mismo y otro por la posesión para su propio uso.

Las penas son de momento las iniciales, ya que el juicio celebrado a puerta cerrada ayer se alargó tanto que las conclusiones e informes finales de las partes tendrán que esperar a una nueva sesión, en tres semanas. Nada extraño en un proceso que ya se ha pospuesto un par de veces, entre otros motivos por la imposibilidad de que compareciese alguna de las víctimas.

PERFIL FALSO

Según consideran las acusaciones, Roberto M. G., entre enero y febrero del 2014, contactó a través de internet con dos hermanos, de 13 y 12 años, y les convenció de intercambiar fotos de contenido sexual haciéndose pasar por una menor llamada Sarita.

Él les enviaba fotos sexuales de una menor, y ellos le correspondieron, finalmente también pidiéndoles vídeos a través de la plataforma Skype, incluso con prácticas sexuales entre ellos.

Los padres de los menores se enteraron de lo que estaba pasando y lo denunciaron a la Policía Nacional, cuyo equipo de Delitos Tecnológicos descubrió la conexión del usuario falso con otro delito investigado en Estados Unidos, en el que había subido a internet un par de imágenes.

El avance de las pesquisas llevó a ubicar a la persona detrás de Sarita en Zaragoza, y fue detenido en julio del 2014. En su casa había abundante material pedófilo, hasta 327 imágenes, muchas con niños muy pequeños y en actitudes especialmente degradantes, lo que agrava las penas.

Además, al analizar un teléfono móvil descubrieron que, a través de un sitio web vinculado a la pedofilia, había llegado a ofrecer a un menor pagarle un billete para viajar a la capital aragonesa para mantener relaciones sexuales con él.