Sacar a la sociedad Zaragoza Alta Velocidad del atolladero económico no será fácil y requiere de apuestas de gran envergadura para que sus suelos vuelvan a generar algún interés en el mercado. Y para ello el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), que anda pertrechando un plan de negocio que permita devolver los 360 millones de euros que se le adeudan a los bancos, ya tiene un objetivo claro para empezar: rescatar el proyecto de torre de 20 plantas que hace casi una década iba a presidir el renovado entorno de la estación del Portillo. Un edificio que iba a albergar un hotel y usos terciarios pero que ahora pretenden reconvertir en 250 pisos. ¿Por qué? Porque ese suelo en el mercado valdría el triple y porque no hay empresas interesadas en comprar terrenos para hacer oficinas en Zaragoza (ni hoteles que no sean de gran lujo ni, probablemente, viviendas).

Por eso han lanzado una ofensiva en las últimas semanas con varias reuniones de los jefes del Adif con los responsables de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza. La última, una visita reciente de 14 representantes del gestor ferroviario a los suelos de la vieja estación del Portillo, que estuvieron acompañados por el gerente de Urbanismo, Carmelo Bosque.

CUANTO ANTES La intención es obtener ingresos y cuanto antes mejor, para devolver el crédito a los bancos. Y esta parcela, de 28.000 metros cuadrados edificables y situada muy cerca de la rotonda de la Ciudadanía y la avenida de Madrid, es considerada por los técnicos como la más valiosa del barrio del AVE y de toda Zaragoza.

Aunque eso no garantiza el éxito en un concurso público, la recalificación de este suelo de terciario para pasarlo a residencial podría multiplicar su valor actual por tres, aunque sea un valor que, obviamente, está muy por debajo de la que tenía cuando se firmó el convenio del AVE entre el Gobierno central (con el Ministerio de Fomento, Adif y Renfe tiene el 50% del accionariado), la DGA (25%) y el ayuntamiento (25).

Sin embargo, Adif ya tenía suelo en el Portillo para hacer esas mismas 250 viviendas. Concretamente en una parcela situada junto a la avenida Anselmo Clavé, de 24.000 metros cuadrados edificables y con capacidad para 220 viviendas en dos bloques con hasta diez y cinco alturas como máximo, respectivamente. El problema es que esta superficie está ocupada.

El gestor ferroviario se tendría que ver obligado a demoler el edificio de Correos, al que tiene como inquilino en un inmueble que es de su propiedad, para disponer del suelo donde se levanta, que también es suyo. Y también debería demolerse la vieja estación del Portillo, pero antes Renfe debería acometer el traslado de los servicios que allí mantiene, entre ellos --y sobre todo-- el centro de control de tráfico de los servicios de Media Distancia. Pero ambas actuaciones cuestan dinero y ni Adif ni Renfe quieren pagar ni un euro.

Su problema ahora es que el Ayuntamiento de Zaragoza se niega a recalificar a residencial la parcela de usos terciarios. En parte porque sabe que CHA e IU no se lo permitirían, y duda de que el PP lo respalde en una operación que supondría duplicar el número de viviendas. Por eso, se busca una solución intermedia que pasaría por hacer un simple intercambio de usos entre estos dos suelos: pasar los residenciales a la torre de 20 plantas y los terciarios al terreno de Correos y la vieja estación. Aparcada sine die hasta que Adif y Renfe se decidan a gastar. De hecho, la operadora ya tenía previsto llevar sus instalaciones a la estación de Delicias. Tiene proyecto, estimación de costes y ubicación. Pero se niega a gastar un euro.

Por otra parte, la altura de la torre de viviendas no podrá superar los 53 metros de altura. Lo establece así la normativa vigente y el ancho de la calle Escrivá de Balaguer. Los 35 metros que separarían este edificio de los que hay enfrente no podrían representar nunca menos de dos tercios (66%) de su altura. Pero permitirá hacer entre 16 y 20 alturas, dependiendo de la separación entre plantas que se decida.