Jesús Joaquín A. L. admitió ayer que se apropió de más de 11.000 euros de la empresa que iba a sufragar una innovadora revista enfocada al turista ocasional zaragozano, 48 horas. Los usó para un asunto «personal», que rehusó detallar ante la Audiencia Provincial de Zaragoza. Pero reconoció que, aunque «al principio no» quería engañar, «me agobié al ver que aquello no salía y tiré para adelante».

Pese al reconocimiento, cuanto menos parcial, su abogado, Agustín Albesa, pidió que le absolvieran de la estafa porque la financista era una empresaria con experiencia y no tomó precauciones. Subsidiariamente pidió que se le tenga en cuenta el pago de la deuda y se le condene a seis meses.

La Fiscalía mantuvo sin embargo que hubo estafa y debe de cumplir dos años por ella. Lo mismo que hizo la empresa afectada, representada por Javier Lasheras, que mantiene que aún les debe casi 24.200 euros por diversos gastos. También acusan a un colaborador Juan Antonio B. B., a quien considera cómplice.

La abogada de este, Ana Alcay, no solo pidió su absolución -entre otras cosas, porque el primero le exculpó de toda gestión-, sino que la acusación particular pagase las costas por acusarle de forma «temeraria».

La administrativa de la empresa afectada fue quien mejor expuso cómo vivieron la presunta estafa. En el 2014, tras comenzar a preparar el proyecto, el acusado les pasó una lista de clientes, con números de cuenta, para que ellos les girasen los gastos de publicidad en la revista, dado que eran una empresa constituida. Pero comenzaron a devolverles recibos, y al final descubrieron que no eran tales clientes, sino conocidos del empresario que no sabían nada de la revista. Pero a él ya le habían adelantado mediante pagarés lo que iban a ser sus ganancias, que no han recuperado por completo.