El aeropuerto de Zaragoza ha acabado teniendo que pagar 3,9 millones de euros por las 70 hectáreas de la Base Aérea que, en principio, debería haberle cedido el Ministerio de Defensa. La entrega del suelo se hizo efectiva el pasado mes de noviembre, tras cinco años de larga tramitación burocrática, aunque ha sido ahora cuando la sociedad Aeropuertos Nacionales y Navegación Aérea (AENA) ha desembolsado el dinero.

En los terrenos adquiridos se podrán desarrollar las actuaciones previstas en el Plan Director de la terminal aérea de Zaragoza para la zona de carga industrial, según ha informado el Ministerio de Fomento.

El 11 de noviembre del pasado año se firmó el acta de adscripción de los terrenos que conforman la totalidad del aeropuerto por parte de los ministerios implicados (Fomento y Defensa), AENA y la Dirección General de Patrimonio.

Con la adscripción quedan incorporados a AENA todos los terrenos correspondientes al Sistema General Aeroportuario aprobado por el Plan Director del aeropuerto de Zaragoza.

REPUNTE DE ACTIVIDAD Con la compra de los terrenos adyacentes de la Base Aérea, el aeropuerto zaragozano pasa a ocupar 120 hectáreas, frente a las 50 que poseía anteriormente. La ampliación permitirá ahora la construcción de instalaciones y facilitará el movimiento de las aeronaves.

El pago de los terrenos se produce en un momento en que el aeropuerto experimenta un notable repunte en su actividad, cifrada en más del 200% según los últimos datos disponibles, tras varios años en los que se había producido una situación de estancamiento.

La falta de espacio del aeropuerto de Zaragoza había frenado su desarrollo, dado que había llegado un momento en que cualquier proyecto pasaba por la adquisición de terrenos en los que construir almacenes, hangares, talleres y zonas para el desplazamiento de los aviones.

La Base Aérea, por su parte, se verá ahora obligada a retranquear las instalaciones ubicadas en la zona objeto de la transacción, si bien la mayor parte de los terrenos carecían de uso definido y servían como zona de reserva.

Será preciso abrir una nueva entrada a la que precederá una rotonda similar a la existente en las inmediaciones del aeropuerto.

Se instalarán dos cabinas para guardias y, en un lateral, se levantará un edificio para la identificación de las personas que entren al recinto militar. A su lado se ha proyectado una zona de aparcamiento de vehículos.