La presencia del lobo en la comarca de Monegros y en los territorios limítrofes está condicionando el pastoreo del ganado ovino. Muchos ganaderos criticaron que aunque les paguen no pueden continuar con normalidad su trabajo, porque no pueden «cuidar del rebaño las 24 horas del día». Algunos de los afectados incluso se han planteado recurrir a la vía judicial porque pedirles que aprendan a convivir con el lobo «no es realista».

La mayoría de los propietarios coincide en que la única solución es llevarse al animal a otro sitio. En caso contrario, la ganadería extensiva «no podrá continuar en estas zonas». Respecto a las ayudas retroactivas, respondieron que dar un dinero a los que han sufrido ataques es «lo normal».

Joaquín Murillo, el último perjudicado hasta el momento, perdió nueve ovejas en el ataque. Murillo expresó su rechazo a las soluciones de la Administración porque «no pondrán fin al problema» y remarcó que «la convivencia con el animal en este territorio desértico no tiene cabida».

Daniel Vela, un ganadero de San Mateo de Gállego, se encontró con el lobo en el momento que trataba de agredir a su rebaño y gracias a su presencia no hubo daños. El joven explicó que «decidió poner vallados eléctricos, pero aun así no se fía de dejar solas a las ovejas por la noche». Vela tuvo que hacer frente al sobrecoste y no sabe si las subvenciones llegarán a cubrir ese gasto extra, por lo menos a corto plazo.

UPA ARAGÓN

La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) también ha rechazado el texto de ayudas para paliar los constantes ataques de lobo y oso que presentó el Gobierno de Aragón. La organización, que participó en la reunión del pasado lunes con Pilar Gómez -directora general de Sostenibilidad-, declaró que las medidas planteadas «van más encaminadas a proteger al asesino que al asesinado» y que son «incoherentes» con el verdadero problema de los ganaderos aragoneses.

Según UPA, estas posibles subvenciones, que irán encaminadas a contrarrestar los costes derivados de la prevención y a compensar los ataques mediante una serie de primas, «no solucionan la situación y no tienen en cuenta los problemas futuros que producen los ataques».

Algunas de las propuestas de la DGA las calificaron de «ridículas», como las subvenciones para adquirir mastines que podrían acarrear más contratiempos como ataques de estos a la población o la contratación de pastores de vigilancia nocturna que pondría en peligro a los mismos, ya que el lobo ha demostrado que no teme a las personas en apariciones como la que presenció Vela.

UPA exigió al Gobierno que «sea coherente» en la búsqueda de soluciones y que «proteja a los ganaderos», porque la ganadería extensiva es un sector muy debilitado que no puede soportar más impactos negativos.

También solicitó que el lobo sea trasladado a otro entorno más adecuado para su supervivencia, por «el bien de los ganaderos y sus rebaños y del propio animal», algo que Gómez dejó claro que es «inviable».