Los afectados por las riadas de la cuenca del Ebro empiezan a recibir las primeras indemnizaciones, tras pasar más de 14 meses desde que tuvo lugar la última gran avenida en abril del 2018. «Estamos contentos porque han comenzado a pagarse las indemnizaciones relacionadas con infraestructuras por parte de la DGA», aseguraron desde la Asociación de Afectados por las Riadas del Ebro (Asafre).

La Comisión de Hacienda de las Cortes de Aragón aprobó en diciembre del año pasado una modificación de crédito de más de 786.000 euros, para sufragar las obras de emergencias que hubo que realizar en varias carreteras aragonesas por las crecidas del Ebro y las lluvias que azotaron la comunidad a lo largo del año pasado.

Una cantidad suplementaria que fue necesaria al agotarse, por estas ayudas, el fondo de contingencia de 14,3 millones que se tenía previsto en el 2018 para estos menesteres.

Sin embargo, desde la asociación manifestaron que «es vergonzoso que los afectados hayan tenido que esperar tanto tiempo para recibirlas».

Por otro lado, comunicaron que «si tardan en facilitar los datos solicitados dentro del plazo legal se les aplica una penalización, algo que no debería ser así puesto que las administración han tardado más de un año en pagar y no tienen penalizaciones».

En julio del 2018, más de 16.000 hectáreas aseguradas resultaron dañadas debido a unas tormentas de granizo. Esta cifra incluye los destrozos causados en la comarca de Daroca, donde el mismo fenómeno atmosférico destruyó los cultivos de casi 7.000 hectáreas, principalmente de cereal.

En el caso de Muel, en el Campo de Cariñena, el número de hectáreas con daños osciló entre los 1.300 y los 1.500, de diferentes tipos de cultivos. Muy cerca, en Longares, resultaron dañadas 250 hectáreas de viñedo, un número similar a las que sufrieron destrozos en el cercano pueblo de Alfamén.

Por ello, la junta de Asafre manifestó la necesidad de hacer frente a los pagos de las indemnizaciones por parte de las administraciones competentes, ya que quienes más lo sufren vuelven a ser los afectados de la ribera del Ebro.