Los afectados por el recrecimiento del embalse de Yesa se reunirán por vez primera en Zaragoza el próximo 4 de noviembre en un encuentro promovido por las asociaciones Río Aragón, Yesa+No y la Red del Agua Pública de Aragón (RAPA). El objetivo es preparar nuevas acciones contra el recrecimiento días después de que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) haya tomado posesión de los inmuebles del pueblo de Sigüés que serán demolidos para la construcción de un lago artificial que impida la inundación del casco urbano.

Los colectivos convocantes de la reunión destacaron en un comunicado conjunto que el recrecimiento no es una obra irreversible y que los múltiples afectados tienen «mucho que decir y conseguir».

Y anunciaron una nueva fase de acciones contra la culminación del recrecimiento de Yesa, convencidos de que las afecciones que conlleva son «inasumibles» para una sociedad moderna y después de que la localidad zaragozana de Sigüés «haya sido testigo de la expropiación de casas».

Entre los afectados, además de los representantes de los pueblos cuyos territorios se inundan, incluyen a los ciudadanos de Zaragoza que van a ser «los paganos» de infraestructuras «innecesarias», los pueblos aguas abajo de Yesa, que ven peligrar la seguridad de sus pueblos y los habitantes de Cinco Villas que aspiran a un modelo de desarrollo basado en una agricultura y ganadería sostenible. Y también a los impulsores de la Nueva Cultura del Agua y asociaciones ecologistas o de defensa del patrimonio, entre otros.

Por ello, la jornada que promueven quiere servir como punto de encuentro para todas las sensibilidades afectadas por el recrecimiento, así como para definir un documento de reivindicaciones comunes, establecer canales de comunicación y coordinación a futuro y poner en marcha una nueva etapa de acciones y movilizaciones.

Pero, sobre todo, para impulsar y defender la idea de que Yesa recrecido es «un peligro» que multiplica las afecciones y debe ser paralizado, aseveran en escrito.

Asimismo, mantienen que la inestabilidad de las laderas en las que se apoya la nueva presa del embalse recrecido, que ha obligado a la evacuación forzosa de dos urbanizaciones, muestra que existe un grave riesgo de rotura del dique.

En este sentido, apuntan que tanto el tipo de suelos como el riesgo sísmico deberían disuadir a los promotores del recrecimiento del vaso del embalse.