Manuel Alexandro B. R., antiguo propietario de una inmobiliaria, se enfrenta a una pena de hasta cuatro años de prisión por haber falsificado una firma y cambiado el precio en un contrato de compraventa de piso, que no se llegó a realizar al descubrirse el pastel.

La presunta manipulación le reportó 2.000 euros, y a esta exigua cantidad se agarraba ayer ante los magistrados de la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Zaragoza para defender su inocencia. "Por 2.000 euros no me voy a jugar cuatro años de cárcel, sabiendo que el día de la firma se iba a saber todo", justificó.

Los hechos se remontan al 2012, cuando intermedió en la venta de una casa por un valor de más de 600.000 euros. En el contrato que ofreció al comprador venía ya la firma del vendedor, con un precio 15.000 euros más bajo de lo que en realidad quería este por la casa. Por casualidad, ambos se llamaron y descubrieron el cambio.

Luego mantuvieron una reunión con el ahora acusado, en la que se comprometió a poner de su bolsillo la diferencia de precio. Pero no lo hizo.

El agente inmobiliario negó haber falsificado "conscientemente" la firma, que al acusarle atribuyó a sus empleados. Ambos negaron ayer no solo haberla falsificado sino que su exjefe se lo hubiera reprochado.

El que iba a ser comprador de la vivienda le denunció y le reclama no solo los 2.000 euros de fianza que aún no le ha devuelto, sino la tasación y los impuestos por no poder desgravar por no tener la vivienda. El juicio fue suspendido por faltar la perito calígrafo.