Zaragoza se convierte desde hoy mismo en una ciudad casi fantasma. Si el mes de agosto ya de por sí coincide con el éxodo de miles de aragoneses, la semana que ahora arranca reduce la frecuencia cardiaca de la ciudad hasta dejarla prácticamente en coma. Y más todavía en este 2019, en el que los ciudadanos necesitan tomarse un respiro después de dos convocatorias electorales que les han dejado exhaustos.

La clase política también hace las maletas con los deberes hechos, al menos en Aragón. Lambán y compañía cogen aire para encarar un comienzo de curso escolar en el que habrá que emplearse a fondo para encarar la negociación de los presupuestos del 2020, tarea que el Ejecutivo considera prioritaria. Pero no será la única.

La búsqueda de una solución a la crisis de la minería en Andorra -ya con Aliaga como consejero de Industria--, aparece como uno de los nubarrones en el horizonte. No será el único. La despoblación, el cambio de paradigma en la industria del automóvil a través del coche eléctrico, la financiación autonómica, la cualificación de los trabajadores y su encaje en un mercado laboral cambiante y, principalmente, la coordinación de un Ejecutivo con varios gallos en el mismo corral serán los platos fuertes del curso.

El escenario económico

Pero como telón de fondo aparecerá la economía, casi de forma inevitable. Aragón tendrá que estar atenta al devenir de los acontecimientos. A la incertidumbre por la falta de Gobierno en Madrid (habrá que esperar si finalmente hay elecciones o no), se suma un panorama internacional salpicado por pequeñas crisis que tendrá sus efectos en la comunidad de forma irremediable. Otra cosa es cómo afectará finalmente.

La guerra comercial entre Estados Unidos y China puede jugar un papel más que relevante en la evolución de las exportaciones, un indicador que se ha convertido en uno de los grandes activos de la economía aragonesa. También será determinante en las ventas de los productos aragoneses en el exterior el desenlace del brexit y las consecuencias de una posible recesión en el Reino Unido (ya contabiliza un trimestre con el PIB en negativo).

Mientras, la economía alemana comienza a dar síntomas de fatiga, lo que enciende las alarmas de medio continente. Pero si esto no fuera suficiente, la crisis política en Italia amenaza con disparar la inestabilidad y el nerviosismo en los mercados internacionales.

Efecto dominó

Alemania, Italia y Reino Unido por un lado, y Estados Unidos y China por otro. Ahí es nada. Para hacerse una idea de la repercusión de este escenario en las empresas aragonesas basta señalar que casi un tercio de las exportaciones de Aragón tiene como destino los tres países europeos. Solo Cantabria y Navarra superan a Aragón en este ránking.

Además, la semana que dejamos atrás ya ha lanzado algún aviso a navegantes. Al brusco frenazo del sector inmobiliario y a la caída de las ventas del sector del automóvil, se une el descenso en la creación de empresas, un retroceso en la producción industrial y, lo más importante, un incremento del desempleo en Aragón en el último año (1.200 parados más) por primera vez desde el 2013, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre del año.

Esta semana, Zaragoza y medio Aragón están casi deseactivadas. Los carteles de cerrado por vacaciones abundan en los comercios. Es Agosto. El 15 de septiembre del año 2008 Lehman Brothers anticipó la mayor crisis económica mundial que se recuerda. Han pasado 11 años.