Petre Eduard B., un joven de 30 años vecino de Zaragoza, continúa bajo vigilancia médica con el temor a perder la visión de un ojo, a consecuencia de una agresión que sufrió en la madrugada del pasado 14 de octubre, el último fin de semana de las Fiestas del Pilar, en una discoteca de La Almozara. Por ella ha denunciado al propietario del recinto y a dos de los porteros, que, según afirma, le apalearon sin motivo alguno. Ellos, por contra, aseguran que tuvieron que reducirle cuando sacó un cuchillo. Un arma que no se encontró en la escena.

Según sostuvo Petre Eduard B. en el hospital, ante la Policía y previsiblemente (la semana que viene) en el juzgado, acompañado por su abogado, Isidro Villanova, él acudió a la discoteca Gala de la calle La Salina con un amigo, Florian Stefan D., igualmente golpeado y denunciante.

Allí estaban, sobre las 5.15 horas, cuando, siempre según el relato del joven, se encontró con otro joven compatriota rumano que le debía 20 euros. Al pedírselos, se inició una discusión entre ellos que, sin motivo aparente, el dueño del local (o quien se identificó como tal), Gabriel P., zanjó dándole un puñetazo en el ojo.

Su amigo salió a mediar, y acabaron por intervenir dos de los porteros, Lucián P. y Adrián P. E., que les golpearon. Él acabó con graves lesiones en la cara, aunque las que más preocupan son las del ojo, ya que se produjo una factura del suelo orbital (los huesos de la cuenca del ojo) que todavía no está claro qué consecuencias puede tener. Su amigo sufrió contusiones en varias partes del cuerpo.

Así les vieron las patrullas de la Policía Nacional que acudieron al lugar, comisionadas por la Sala del 091. Pero una vez allí, fue uno de los porteros, Lucian P., quien les requirió para explicarles que había sido el joven quien increpó a la clientela, y sacó un cuchillo cuando se lo recriminaron, por lo que tuvieron que reducirle. Aparentemente, lograron hacerlo sin sufrir ningún tipo de herida de defensa, y el cuchillo no fue hallado por la Policía; según explicaron, porque, mientras llegaban, él se había escapado un momento para deshacerse de él.

El incidente se saldó con denuncias cruzadas que figuran en la causa que investiga el Juzgado de Instrucción número 7 de Zaragoza. El letrado de los dos jóvenes ha solicitado que se aporten las grabaciones del local, para ayudar a esclarecer los hechos, y sus clientes declararán en unos días ante el juez. Quedará pendiente el testimonio del personal del local, que también denunció al joven, por lo que aún no está claro en condición de qué estará cada uno en la investigación.