La elevada carga microbiológica de los alimentos y en el agua consumida pudo ser el origen de la enfermedad gastrointestinal que el 21 de julio afectó a 23 de los 52 jóvenes que participaban en una acampada en el municipio turolense de Montalbán. Los afectados, de edades comprendidas entre los 7 y los 20 años, presentaban un cuadro clínico caracterizado por vómitos, dolor abdominal generalizado, fiebre alta, cefalea y dolor muscular, tal y como recordó el Gobierno de Aragón en una nota.

Los análisis de las diferentes muestras que se tomaron del agua y los alimentos de los que se abastecía el campamento han descartado la presencia de algunos parásitos, pero aún están pendientes los resultados de los análisis de las muestras remitidas a los laboratorios del Instituto de Salud Carlos III de Madrid, que determinarán en su caso la posible presencia de virus.

Estos resultados no estarán disponibles hasta dentro de varias semanas, cuando se aclararán todavía más las posibles causas del incidente.

La investigación abierta a raíz de este brote determinó la existencia de factores de riesgo tanto en la preparación de los alimentos como en el abastecimiento de agua, lo que motivó la orden de suspensión de la actividad de los servicios de cocina y comedor, según la misma fuente. Y es que muchos de los alimentos que los jóvenes consumieron estaban sin refigerar, sobre todo aquellos que más necesitan de frío, como yogures, leche, embutidos y pescado. Además, los jóvenes consumieron agua no potable en un pueblo cercano a Montalbán, por lo que la toxiinfección fue muy grave.

BOTULISMO Todos los indicios apuntaban a que el diagnóstico se trataba de botulismo, una neurotoxina producida por el bacilo Clostridium botulinum . Esta toxina es extremadamente potente, ya que bloquea la liberación de una sustancia llamada acetilcolina en las terminaciones nerviosas, con lo que paraliza los músculos y puede llevar a la muerte por parada respiratoria, aún en ínfimas cantidades. Por este motivo, y ante la gravedad de una de las jóvenes, que tuvo que ser desplazada al Miguel Servet de Zaragoza, la alarma inicial aumentó, aunque afortunadamente sólo quedó en un susto.

De los 23 jóvenes afectados, 8 de ellos fueron repartidos entre los hospitales de Obispo Blanco, de Teruel y Miguel Servet de Zaragoza, ya que requirieron atención hospitalaria. A pesar de la aparente gravedad, todos ellos se recuperaron rápidamente. Los jóvenes afectados por la toxiinfección pertenecían al grupo socut Pinar de Madrid y se encontraban desarrollando un campamento de verano en la zona.