El abrigo del hogar ha sido la mejor forma de soportar el confinamiento. Las familias han compartido horas y actividades durante las semanas de encierro. Ahora, sienten la necesidad de salir al extrarradio de las ciudades donde la vida es más pausada, más tranquila y, en los tiempos que corren, menos peligrosa. «En las últimas semanas, hemos detectado un aumento en las búsquedas de residencia fuera de la capital con respecto a lo que era habitual. Algo está pasando, porque se produce en todas las provincias, es algo global, con diferentes grados que se atienen a una variación de porcentajes, más agresiva o más pausada», indica Eduard Vilaplana, coordinador comercial de Idealista en Aragón, Cataluña y Baleares.

Un estudio realizado por esta firma, unos de los mayores portales de compraventa en España, ha detectado que la demanda de vivienda entre la población española se ha trasladado desde las capitales a los municipios de la provincia. Este fenómeno se está produciendo incluso en las grandes ciudades. Barcelona ciudad concentraba el 51,3% de las búsquedas de la provincia el pasado mes de enero, y ahora ese interés ha caído al 49,1%. Parecida situación se ha dado en Madrid (del 63,2% al actual 60,8%) o Sevilla (56,7% antes y 53,7% ahora). «Lo realmente sorprendente es que está sucediendo en todas partes y que la tendencia es exactamente igual en Cataluña, en Galicia o en Andalucía», señala Vilaplana.

UN 5% MENOS // En concreto en Aragón, el porcentaje ha descendido un 5% y en la capital en Zaragoza ha pasado del 82% al 77,1% actual. «Son muchos los ciudadanos que se han dado cuenta de que viven en una vivienda que no les gusta, y que preferirían vivir en zonas menos céntricas a cambio de disponer de más metros cuadrados y luminosidad, jardines o terrazas. Además, el buen funcionamiento del teletrabajo en muchas empresas posiblemente esté empujando también a muchos profesionales a plantearse establecer su residencia en municipios pequeños, alejados de los grandes núcleos urbanos», afirma Fernando Encinar, jefe de estudios de Idealista.

La cuarentena ha supuesto un cambio en la vida de las personas en todos los ámbitos, incluida la vivienda. Ahora se valoran otras necesidades y otros atributos. Los espacios abiertos han pasado a ser una prioridad en la búsqueda. «El mercado se organizaba en torno al factor localización, el confinamiento ha roto parte de esa lógica en la que ya no es tan importante la ubicación de la vivienda y se desplaza hacia el interés de las cualidades del inmueble. Supone ir buscando el contacto con la naturaleza y salir de la ciudad, casas con más luz y más espacio. Fundamentalmente que tengan terraza, exterioridad, contacto con la naturaleza, algunos casos el factor piscina se ha incrementado», argumenta el coordinador del área comercial.

CON PISCINA// El estudio añade que el aumento del interés por las viviendas con piscina viene motivado por la incertidumbre generada alrededor de los desplazamientos a lugares turísticos, el uso de recintos públicos y los accesos a las playas durante este verano. La Comunidad Valenciana es donde el interés por las viviendas con piscina es mayor, con el 40,5%, seguida de Baleares (40,3%), Andalucía (39,5%) y Madrid (36,4%). En Aragón la búsqueda llega al 21,3% y sus capitales de provincia alcanzan en Huesca un 15,8%, en Teruel un 15,6% y en Zaragoza un 25,3%.

La pregunta que sugiere es si ha venido para quedarse, si hay un cambio cultural de largo recorrido, o es fruto de una circunstancia concreta y tendrá fecha de caducidad. «Difícil de responder y no podemos aventurarnos pero con tendencias como el teletrabajo, que ha avanzado unos cuantos años en pocas semanas, y esta sensación de mayor riesgo en un espacio urbano de gran densidad de población, a lo mejor ha llegado para quedarse. Es pronto para pronunciarse pero los datos están ahí, en la fotografía de los nuevos intereses y búsquedas de la gente», concluye Vilaplana.

INMOBILIARIAS DE HUESCA Y ZARAGOZA // La inmobiliaria GTI Zaragoza ha experimentado un cambio exponencial en las solicitudes de alquiler o venta en el extrarradio de la capital. «Desde el principio del confinamiento notamos una tendencia, principalmente en un radio próximo a la ciudad», indica el comercial de ventas Carlos Lou. «La vivienda que mas atrae es una casa independiente, en una planta y que tenga un terrero, como mínimo algo de terraza o jardín. Los precios se han mantenido estables y el intervalo va desde una pareja joven a gente mayor», concluye.

Jacetania 2000, en la ciudad de Huesca, ha vivido una situación similar. «La gente busca un trozo de terreno, igual le da rústico o urbano. Al estar tantos meses en la ciudad y viendo la que se viene encima, la gente quiere un espacio para salir. Las zonas más solicitadas son Jaca, Villanúa, Canfranc y los pueblos de alrededor. Los precios han bajado entre 10.000 y 15.000 euros», indica Jesús Sánchez.

El primer fin de semana de "libertad" apenas se nota en los pueblos con segundas residencias

Ni los coches han llenado las carreteras ni los pueblos turísticos han recibido un aluvión de propietarios de segundas residencias en el primer fin de semana de libertad de movimientos dentro de la provincia desde que se decretó el estado de alarma. El panorama es el mismo en Huesca, Zaragoza y Teruel. No ha habido una salida masiva de las ciudades y ayer en lugares como Sos, Aliaga, Jaca y el Pirineo había «algo más de movimiento, pero no mucho», según señala el hotelero José María Ciria, del valle de Benasque.

Con todo, ha habido familias que han aprovechado para darse una vuelta por sus casas y apartamentos y han dado cierta vida a las pequeñas localidades. «Lo malo es que hay muchos negocios cerrados, ya sean bares, restaurantes y hoteles, de forma que no hay nada de ambiente», comentó un comerciante de Jaca.

Las terrazas de los bares, eso sí, parecieron animarse en la capital del Viejo Aragón. Pero tampoco fue para tirar cohetes. El visitante provincial no basta para poner en marcha una ciudad que, en tiempos normales, estaría llena de zaragozanos vascos y navarros.

De forma que en todas partes se vivió una especie de paz lugareña que también tiene sus seguidores y que se vio acentuada por la lluvia o la amenaza de precipitaciones. Aínsa, en el Sobrarbe, que aparece bajo estas líneas, se libró un tanto de la apacible tendencia general. «Desde que ha empezado la semana se ha notado más ambiente», manifestó una responsable de la oficina de turismo local, que abre de lunes a sábado, de 10 a 14 y de 16 a 19.30, y los domingos de 10 a 13.30.

Pero los que han subido a esa parte del Pirineo no son todavía, mayoritariamente, quienes poseen segundas viviendas, sino gente que sube a pasar el día y deportistas que van en bici o en moto. Lo suficiente para que las terrazas al aire libre reúnan más clientes en la parte nueva de Aínsa, pues en el entorno de la plaza medieval está «casi todo cerrado».

Aliaga, en Teruel, cuya imagen de ayer aparece sobre el título de esta información, amaneció tranquilo igualmente. Esta localidad de 260 vecinos llega a los 2.500 en agosto, todos ellos oriundos del pueblo que viven en Zaragoza, Valencia, Castellón, Madrid y Barcelona. Pero está claro que todos ellos, prácticamente, prefirieron no moverse de su lugar de residencia, explicó el alcalde, Sergio Uche. «Hay muchísimas casas de familias que viven fuera, pero siguen cerradas», comentó.

En el valle de Benasque hubo algún oscense que se acercó a darse una vuelta por su apartamento o chalet, comentó Ciria, que preside la asociación turística de esa zona de la Ribagorza. «Pero sigue todo medio cerrado y la situación no se animará hasta que se pueda circular entre provincias», añadió el hotelero.

En Sos del Rey Católico se notó «algo más de gente», tanto dueño de viviendas como visitantes de un día, indicó María José Navarro, la alcaldesa. El ayuntamiento confía en que la cosa se anime y, de momento, ha dado facilidades a los bares, incluso los que carecen de espacio libre delante, para que monten terrazas que atraigan a los turistas.