B. B. M., la mujer de 40 años que ha vivido desde que se casó un drama cotidiano por los malos tratos que le infligía su marido, no podía disimular ayer su alegría por la condena impuesta al acusado. "Ahora podré estar tranquila por fin", manifestó cuando se enteró del acuerdo al que habían llegado la acusación y la defensa.

"Desde hace tiempo, y pese a que está condenado por otras agresiones, merodea continuamente a mi alrededor y me hace la vida imposible", manifestó B. B. M., que aseguró que su permanente estado de ansiedad la había llevado a recibir tratamiento psiquiátrico.

"La Justicia sólo tiene en cuenta los daños físicos", afirmó la mujer, "pero yo he sufrido también muchos daños psicológicos".

Sin embargo, B. B. M. se sintió contrariada cuando supo que su exmarido no recibiría tratamiento por su alcoholismo y drogadicción. "Rehúye ese tratamiento, pero lo necesita", dijo.