Desde hace 17 años se instala cada domingo de la semana en la plaza San Francisco. Vicente Vallejo, a sus 89 años, es el vendedor más antiguo del mercadillo. Su tenderete destaca sobre el resto: una mesa muy pequeña de color blanco y de plástico. Sobre ella solo tiene varios álbumes llenos de monedas frente a lo cargados que están los demás.

Entre las monedas que posee destacan las de la época de Franco y las de Juan Carlos. "Recuerdo que cuando empecé en este negocio vendía muchísimo y ganaba bastante, pero ahora las cosas han cambiado y encima nos obligan a pagar bastante", relata. Vallejo lo considera una afición más que un negocio. "Hoy, por ejemplo, durante todo el día gané 4,80 céntimos", asegura .

El jubilado disfruta explicando la época histórica de cada una de las monedas que contiene sobre la mesa. Las conserva en distintos álbumes ordenadas por años. Según contó, la más antigua tiene cientos de años. La mayoría de ellas las adquirió en el Banco de España de Madrid. "Si desean tener grandes cantidades debes poseer una licencia fiscal", añade.

El coleccionista estima que "ahora la venta en la calle no es rentable para nadie". Él tiene que abonar 33,15 euros cada tres meses al consistorio de la ciudad. "A esto se sumará lo que nos obliguen a pagar", indica. Por el momento no tiene claro cuál será la cantidad que deberá enfrentar. "Yo como soy jubilado no me he tenido que hacer autónomo como los otros vendedores más jóvenes. No creo que este negocio tenga ningún futuro. Y no sé que pasará con los personas más jóvenes que lo han heredado de sus padres o abuelos", explica.

Vallejo recuerda con especial nostalgia el año 98. "Fue una época muy buena para mí y para mi familia porque obtuve buenas ganancias con este negocio. La gente se animaba a comprar las monedas para coleccionarlas", dice.

Al gran aficionado a las pesetas antiguas le falta muy poco para cumplir 90. Su deseo es llegar a vender todas las monedas que tiene para que las próximas generaciones las conozcan y que así no se pierda la historia que acumula cada una de ella. Vicente Vallejo es consciente de que el mercadillo está condenado a la desaparición porque la mayoría no pueden asumir los pagos que se les pide. Él es uno de ellos.