Los alrededor de 35 vecinos de la localidad oscense de Aineto, pedanía de Sabiñánigo, se han declarado "objetores fiscales" contra el impuesto de contaminación de aguas del Gobierno de Aragón, que el Ayuntamiento de Sabiñánigo les pasó por primera vez el pasado mes de junio. Sostienen que depuran sus aguas residuales de forma autónoma desde 1994, y que por tanto no tiene sentido pagar por una polución que no generan.

Los habitantes del pueblo informarán al consejero de Medio Ambiente de la DGA, Modesto Lobón, y al Justicia de Aragón, Fernando García Vicente, de su decisión y sus argumentos. Y también planean crear una coordinadora de pueblos opositores a esta tasa, heredera del polémico canon de depuración. Municipios como Sahún o Bielsa ya han mostrado su rechazo.

RIEGO La oposición de los vecinos no es simplemente por una cuestión filosófica --no pagar por un concepto que no se les aplica--, sino que tiene una base legal. Según ilustra Agustín Montero, uno de los vecinos del pueblo, "sería como pagar impuesto de circulación sin tener coche". Pero además, según recogen en el escrito que enviarán al consejero y al Justicia, el punto b del artículo 51 bis de la Ley 2/2014, de 23 de enero recoge que quedará exenta del impuesto "la utilización del agua para el riego agrícola", "sin que se produzca contaminación de aguas superficiales o subterráneas".

Según explica Montero, la depuradora natural con la que cuenta la localidad abastece de agua para el riego, tanto para cultivos tanto para forraje de ganado. Además, los vecinos mantienen el compromiso de no utilizar productos químicos, ni en la higiene personal ni en la agricultura, por lo que este artículo se les aplica en su integridad. Por ello, consideran que la imposición del gravamen por parte del Gobierno de Aragón es una medida "exclusivamente recaudatoria".

El sistema de depuración de la localidad comenzó a funcionar en 1994, y contó por entonces con el aval de un técnico de la DGA, que ayudó a planificar el sistema, homologado para la época. El Gobierno de Aragón también ayudó con maquinaria a constuir la acometida de agua, aunque la construyeran los propios vecinos.

Las depuradoras, partiendo de una polución natural de las aguas residuales --sin productos químicos--, funcionan con dos cubetas de bacterias, unas anaerobias (que viven sin aire, en un cubículo cerrado herméticamente) y otras aerobias, que se alimentan de los desechos. Luego el líquido pasa a una tercera cámara en la que atraviesa filtros de grava y arena hasta que sale apta para el riego.