Esta vez, la lluvia no aguó la fiesta. Pese a ser año par y para compensar la decepción que invadió el pueblo en la edición anterior, La Morisma volvió a representarse en Aínsa en año impar. Este drama histórico popular que narra, en romance, la conquista de la localidad por parte de los cristianos en el siglo VIII, conmemora la aparición de la Santa Cruz sobre la carrasca (señal de apoyo para las tropas cristianas, y uno de los símbolos que figuran en el escudo de Aragón) favoreciendo a Garci Ximénez en su batalla contra los moros. Su victoria le elevó hasta el trono, al ser nombrado rey en el monasterio de San Juan de la Peña.

Con el paso de los años, esta celebración, recuperada en 1970, se ha convertido en uno de los eventos turísticos más importantes de Aínsa, hasta el punto de que fue declarada por el Gobierno aragonés fiesta de interés turístico.

La obra destaca por su originalidad y es por ello por lo que a cada edición acude un mayor número de turistas. Entre 4.000 y 5.000 personas se desplazan hasta la capital del Sobrarbe para asistir a la representación de este drama, cuyo contenido se ha transmitido de generación en generación.

El respeto a la tradición no ha impedido que en esta edición se hayan introducido novedades. Hubo dichos en aragonés (toda la representación es en lengua romance) y se estrenó un personaje nuevo: el predicador sufí, que hizo un llamamiento contra las guerras. Asimismo, el narrador se acompañó de cuatro tabllas en las que figuraban escenas de La Morisma y se cantaron coplillas protesta para exigir, a quien corresponda, el desdoblamiento de la A-138 hasta Escarrilla o el Plan General de Ordenación Urbana para Boltaña, la localidad vecina.

Vestimenta

La plaza mayor de esta villa medieval altoaragonesa se engalanó para la ocasión y a lo largo del día, los vaqueros y las zapatillas de deporte sólo tuvieron cabida en el atuendo de los visitantes. Los vecinos que actuaban de figurantes (unos 300) se camuflaron bajo los turbantes, las túnicas y los velos; los primeros actores, como protagonistas (cerca de 40), vestían y hablaban como guerreros, diablos, damas, pastores y galanes.

Desde el sábado, el casco antiguo de la localidad volvió al Medievo. Las calles angostas y empedradas sirvieron de escenario para el mercadillo medieval. Pero, tras la representación teatral, el municipio volvió al siglo XXI y celebró la sexta carrera pedestre de la villa.