El Casco Histórico es una de las zonas de Zaragoza en las que con más fuerza se notan las afiladas garras de la crisis. Muchas personas están en riesgo de exclusión y cuatro colectivos trabajan en el barrio para que todos vivan dignamente. Pero cada vez son más los que tienen carencias en necesidades básicas y están cerca de pasar de la pobreza a la indigencia.

Un distrito que es, junto con Delicias, el que más número de inmigrantes tiene. Por sus derechos, trabaja la Asociación de Inmigrantes Senegaleses de Aragón (Aisa). El presidente de su Comisión Social es Mamadou Fall. Para él, los españoles han situado en el inmigrante el foco de creación de la crisis, y eso provoca la aparición de brotes de racismo y xenofobia.

En Aragón hay entre 2.500 y 3.000 senegaleses, de los que alrededor de 500 son socios de Aisa, de ellos, apunta Fall, aproximadamente el 60% está en paro. Cada vez hay más que se dedican a vender en la calle, "los manteros", pero lo hacen porque "no tienen otra cosa para comer".

'Pisos patera'

La asociación tiene una vivienda de acogida que está desbordada. Es otro de los problemas, la proliferación de pisos patera, e incluso, de las camas calientes, las que son utilizadas por varias personas en un día. Algo que también ha percibido Cristina Beltrán, presidenta de la Asociación de Madres Solas (Amasol), que afirma que nunca han vivido una situación tan critica. Las mujeres que antes vivían solas, explica, ahora comparten piso, y las que pagaban una hipoteca han sido desahuciadas, o le han devuelto la casa al banco antes de pasar ese trago, y también están compartiendo.

Muchas de estas madres se dedicaban al servicio doméstico o al cuidado de enfermos, actualmente, afirma Beltrán, "la paralización de las ayudas a la dependencia" y el hecho de que las familias prescindan de contratar a gente de la limpieza, ha provocado que estén en paro.

La Asociación de Vecinos Lanuza--Casco Viejo también trata de aminorar los efectos de la crisis. Su presidente, Javier Rodríguez, ejemplifica la situación con el proyecto Duchas y Lavadoras, que gestionan las hermanas de la caridad de San Vicente Paúl. Un local en el que hay duchas y lavadoras y que se creó para atender a los que no tenían agua corriente en casa y a la gente de la calle. En los últimos tiempos, la demanda es enorme "y van familias enteras".

También las medidas que afectan a la sanidad están haciendo daño, Miriam Amaya, colaboradora del Comité Antisida Ciudadanos de Zaragoza (Centro Alba), piensa que no están sopesando lo suficiente estos recortes en la lucha contra el sida, porque en el futuro habrá más personas con enfermedades venéreas y su cuidado será "mucho más costoso".

Tras varios años soportando la crisis, tratando de hacerle frente con los pocos medios que tienen en su poder, Javier Rodríguez no duda de que es el momento para que los gobernantes, "por fin, empiecen a hacer política para las personas".