La ya tradicional afición de la ciudad de Alcañiz por el deporte del motor puede tener repercusiones inesperadas. Uno de estos efectos con resonancia es realidad desde el pasado miércoles: la entronización de la Universidad de Zaragoza en el Bajo Aragón. Un convenio a cuatro bandas permitirá la instalación en Alcañiz de un Centro para el desarrollo Tecnológico, Económico y Social en el Sector de la Automoción (TESSA).

El compromiso escrito fue rubricado, con palpable agrado y sin pestañear, por José Angel Biel, el reelegido rector Felipe Pétriz, el empresario-altavoz de CREA en Teruel, Carlos Mor, y Jesús Aznar, presidente de la Fundación UNIR. Esta entidad se dedica a impulsar "la igualdad social de condiciones en el acceso al trabajo, la cultura y la asistencia social, tanto en el medio rural como en el urbano". El vicepresidente del Ejecutivo aragonés actuó, sobre todo, como representante máximo de la Sociedad Ciudad del Motor de Aragón de Alcañiz.

El centro TESSA es un proyecto gestado en el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón de la Universidad de Zaragoza (I3A). Todo estaba pensado para que este complejo de la automoción se creara mediante un convenio entre la Universidad, la Confederación de Empresarios y la Fundación UNIR y se instalara en Zaragoza.

Pero el Bajo Aragón tiene que agradecer a los empresarios de CREA que pusieran como condición que en el proyecto participara la Sociedad Ciudad del Motor y que el centro se trasladara, aún antes de nacer, a Alcañiz. El director del I3A, Manuel Doblaré, entendió razonable la propuesta y la Universidad de Zaragoza encaminó sus pasos hacia la Tierra Baja.

Sólo así se explica que todos los firmantes del convenio dirigieran sus máximos elogios a la Universidad de Zaragoza. El doctor Felipe Pétriz agradeció las alabanzas con cara de satisfacción plena mientras el profesor del I3A, Juan José Alba, exponía las características de TESSA. La ciencia, por tanto, del brazo de la Universidad de Zaragoza, parece contribuir de manera decisiva para que la Ciudad del Motor pase del sueño a la realidad.

Los regeneracionistas bajoaragoneses, costistas de la primera década del siglo XX, se quedarían petrificados al comprobar cómo la Universidad se acercaba a su tierra a través de la afición y devoción de sus descendientes al automóvil de motor de explosión. TESSA nos trae universidad, ciencia y cultura al proyecto motorizado de mayor ambición que se conozca. El Bajo Aragón parece, así, llegar a la ciencia por el motor. O quizá sea al revés. Tanto da.