El albergue de Zaragoza ya tiene todo preparado para activar la campaña del frío y poner en marcha las medidas excepcionales que permiten garantizar el alojamiento de todas las personas sin hogar con la apertura de barracones con capacidad para 40 personas más. Este año habrá novedades, entre las que destaca la colaboración con otras entidades, lo que permitirá que haya más camas disponibles, la ampliación del tiempo de estancia máxima de 10 a 14 días o la entrega de material de abrigo.

El año pasado el inicio de la campaña de frío fue el 31 de noviembre y concluyó casi en Semana Santa. El albergue activa el dispositivo extraordinario cuando las previsiones meteorológicas anuncian temperaturas en negativo o si coincide con alertas de lluvia y fuertes vientos, permaneciendo activo mientras se mantiene esa «situación de excepcionalidad».

Las instalaciones disponen de 68 habitaciones para hombres y 13 para mujeres, a las que hay que sumar el módulo de inserción, con siete estancias individuales y dobles, y el familiar, con cuatro apartamentos. Además, la casa abierta cuenta con 12 plazas más.

Cuando se activa el protocolo del frío se amplían con 40 plazas extra. Se trata de barracones o espacios compartidos reservados para momentos adversos y en los que se produce una alta demanda, disparándose el número de usuarios.

COMIDAS

Además del alojamiento, también se ofrecen desayunos, comidas, cenas y servicios higiénicos de duchas y lavandería. Este año, como novedad, se distribuirá una bebida caliente con un dulce a mitad de tarde, según explicó el concejal de Acción Social, Ángel Loren.

También se va a colaborar con El Refugio para mejorar el servicio, aprovechando su experiencia y sus instalaciones y, además, se hará entrega de material de abrigo en colaboración con entidades sociales.

Según la última memoria del Ayuntamiento de Zaragoza, del 2017, el 90% de los usuarios son hombres y el 53% mujeres. Esto se debe, en gran parte, a que hay más varones viviendo en la calle.

La ocupación durante la campaña del frío el año pasado fue del 100%, según Loren, aunque a lo largo del año la cifra varía y, atendiendo al informe, va disminuyendo año tras año, aunque las estancias se han prolongado.

En cuanto a la nacionalidad, en el 2017 más de la mitad de los usuarios del albergue fueron extranjeros (55,4%), 2,8 puntos menos que el año anterior, y principalmente africanos (33,24%) y de Europa del este (18,82%). Un 37,91% fueron españoles.

En cuanto a los africanos, el 40,5% fueron de Marruecos, el 26,86% de Argelia y el 32,64% del resto de África. En cambio, los rumanos aglutinaron el 43,07% de los usuarios de Europa del este. En cuanto a los españoles, 3 de cada 10 usuarios son aragoneses (32,7%), seguidos de los catalanes (12,6%) y los andaluces (10,7%).

Cruz Roja también trabaja intensamente para mitigar el frío de las personas que viven en la calle, repartiendo bebidas calientes y mantas. En el 2018, los voluntarios de la entidad contabilizaron 126 personas en la calle, de las que 9 eran mujeres, lo que se traduce en un 7,14% aproximadamente.

Cada vez son más las mujeres sin techo, según datos de Cruz Roja. Mientras que en el 2016 las personas del sexo femenino que pernoctaban en la calle suponían el 7%, en el último censo de la entidad ya eran el 12,5%. Este incremento ha llevado a la entidad a trabajar desde una perspectiva de género, pues las necesidades de ellas son distintas.