Ex-concursante

Estuvo 58 días en el programa Saber y ganar (La 2) presentado por Jordi Hurtado. Consiguió 36.000 euros y dos enciclopedias, este chico que se confiesa mal estudiante.

--Hay concursos y concursos.

--Y concursantes. Hay quien no iría nunca a La casa de tu vida porque le daría vergüenza y hay quien no iría jamás a Saber y ganar porque también le daría vergüenza.

--¿Usted iría a la Casa de tu vida?

--¡No! Para ellos la casa. Es una venta de tu intimidad. Hay un mercado para ello, gente dispuesta a participar en ese tipo de concurso por la celebridad que otorga la televisión y gente dispuesta a verlo.

--De alguna forma usted también cedió una parcelita de su intimidad.

--Sí, pero lo que vendes es lo que tú quieres, es otra cosa...

--¿Por qué no ha continuado en otros programas?

--Procuro ver lo menos que puedo la tele. No voy a ir a ninguno que previamente no haya visto y me haya gustado. Tendría que jugar en casa antes... Mi propósito era ver la televisión por dentro, cómo funciona, y ya lo he conseguido.

--Por dentro es un poco decepcionante, ¿no?

--Yo sólo conozco Saber y ganar . Todo es mucho más cutre que en la realidad: los decorados, los cables por el suelo... Al pasar por el filtro catódico todo se convierte en una realidad más atractiva y más nueva.

--Grababan varios programas en un día.

--Al principio seis: tres por la mañana y tres por la tarde. Tienen que optimizar la utilización del plató, que también se utiliza para la Santa Misa. En los previos al verano hemos llegado a grabar 15 programas en dos días y medio. Mentalmente es agotador. Parecíamos futbolistas concentrados, pero lo entiendo porque todo eso cuesta mucho dinero. Y al final compensa.

--Y claro, tendría que llevar mucha ropa...

--Claro. Te piden que te lleves tres modelos, tres mudas. Pero yo era optimista y siempre me llevaba cinco. La mecánica era acabar el programa, salir pitando para la sala de catering, que le llamábamos comer y ganar , te tomabas un café, te cambiabas, a maquillaje y ¡al plató!

--¿Es cierto que con el dinero ganado tuvo un hijo.

--No, los hijos se tienen de otra manera. Sí que es cierto. Teníamos un niño y con el dinero del concurso nos quitamos la hipoteca y Bea mi mujer, pudo reducir su jornada laboral y pasar más tiempo juntos. ¡Así es como se tienen los niños!

--Es curioso: usted fue un mal estudiante.

--Es verdad. Igual es que nadie supo canalizar la curiosidad innata que tenía, porque luego, de más mayor, retomé con mucho interés los estudios y aprendí mucho.