Después de las primeras 24 horas tras los altercados ocurridos en el acto organizado por Unidos Podemos en el pabellón Siglo XXI de Zaragoza, el delegado del Gobierno en Aragón, Gustavo Alcalde, quedaba en el ojo del huracán, con petición de dimisión incluida por parte de Podemos e IU. Ayer le tocaba responder a él y lo hizo con contundencia. No se arredró el conservador y señaló a los propios asistentes al acto, que dicen sentirse víctimas de la manifestación improvisada a las puertas por grupos de ultraderecha, como corresponsables de la violencia sufrida. Entre ellos, el botellazo a la presidenta de las Cortes de Aragón, Violeta Barba. Y así lo consideró porque, a su juicio, algunos de los participantes en este encuentro de 400 cargos públicos, desobedeció las indicaciones de la Policía Nacional y eso derivó en más tensión.

En su opinión, «no estuvieron varias horas encerrados en el pabellón sin poder salir, sino solo 30 minutos»; se les instó a usar una puerta lateral para abandonar el recinto y algunos hicieron caso omiso y salieron por la principal, donde más calientes estaban los ánimos; y aseguró tajantemente que el dispositivo policial fue «suficiente» o que eso se debiera a los agentes desplazados a Cataluña. En su opinión, «en ningún momento se vio desbordado» por los manifestantes.

REACCIÓN DE PODEMOS

«En todo momento la seguridad estuvo garantizada». Alcalde explicó que «las garantías tienen un límite, que es que se sigan las indicaciones de los mandos policiales, porque si nos las saltamos pueden surgir problemas». Señaló cómo una persona se encaró con los manifestantes y eso alimentó las tensiones. Admitió que no esperaban que esta concentración se adelantaría tres horas a la hora prevista por la Delegación pero salvo los «dos incidentes desgraciados, que condeno», como la agresión a Barba y la rotura de una luna a un coche de TV3, no hubo mayores problemas.

Respecto a estos hechos, subrayó que 15 personas fueron identificadas, una de ellas como responsable de los daños al vehículo de la televisión autonómica catalana, y que «serán puestos a disposición judicial» y multadas si los hechos no son constitutivos de un delito mayor. Pero restó importancia al supuesto asedio. De hecho, llegó a afirmar que los organizadores demuestran «tener la piel sensible por no estar acostumbrados a que les escrachen a ellos», ya que en el pasado lo vivieron «con estoicidad» cargos del PP, como él mismo.

Las críticas de Podemos a Alcalde no se hicieron esperar. Su portavoz en las Cortes, Maru Díaz, le acusó de haber «echado más leña al fuego» alrededor de la asamblea, y aseguró que «España no merece este tipo de delegados del Gobierno». Y condenó su «frivolidad». «En plena escalada de violencia y represiva no elude frivolizar con la violencia», indicó. A su juicio, al expresarse así, intentó «quitar hierro e importancia» a la concentración en el Siglo XXI a pesar de que 400 cargos públicos no pudieron ejercer su derecho a la libertad de expresión y de reunión con «normalidad».