Me lo han cambiado. Estábamos acostumbrados a un Iglesias belicoso y parece una fierecilla domada". El presidente del PP, Gustavo Alcalde, echó ayer mano de la ironía para describir la actitud "menos beligerante" del presidente aragonés, Marcelino Iglesias, desde la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero. Para Alcalde, ése es el motivo de que Iglesias regresara "con las manos vacías" de la reunión que mantuvo a finales de julio con el presidente del Gobierno central.

Iglesias, que compareció a petición del PP para detallar su reunión con Zapatero, replicó que del encuentro salieron numerosos acuerdos. La derogación del trasvase del Ebro --"que no es moco de pavo"--, la cumbre francoespañola de diciembre en Zaragoza, el respaldo a la Expo y las inversiones, fueron algunos logros que enumeró de la cita en la Moncloa. Rechazó igualmente que vaya a ser menos exigente con Zapatero que con Aznar. "Mi actitud va a ser más exigente con un presidente de mi partido", reiteró. Alcalde afirmó que el resultado de esa reunión fue "decepcionante", repleta de buenas intenciones, pero de "pocos compromisos y ningún euro".

Por su parte, Javier Allué, del PAR, aunque reconoció la "agilidad" del PSOE para derogar el trasvase, indicó que la voluntad política se refleja en los presupuestos generales del Estado, en los que habrá que ver si están las inversiones que precisa Aragón. Bizén Fuster, de CHA, además de la derogación del trasvase, estimó que Iglesias no "arrancó" de aquella reunión ningún compromiso. Acusó al presidente aragonés de renunciar a las expectativas que los socialistas infundieron a los turolenses respecto al AVE.

El diputado de IU, Adolfo Barrena, preguntó a Iglesias por los compromisos obtenidos con las infraestructuras y con Teruel, respecto a los problemas de financiación y los derivados de los fondos europeos, además de hasta dónde se podrá llegar con las reformas constitucionales y estatutarias.