Los alcaldes de los municipios por los que discurre la carretera nacional N-230 van a pedir a los Ministerios de Fomento y de Interior sendas reuniones urgentes para exigir un plan de seguridad que evite, o al menos reduzca, la cantidad de accidentes que soporta esta vía de comunicación. Así lo acordaron ayer en una reunión celebrada en Sopeira a la que asistieron los 15 alcaldes de Huesca y Lérida por los que discurre esta vía que llega hasta el Valle de Arán. Según denunciaron, precisamente se ha incrementado el tráfico internacional de camiones de forma "notable" durante el tiempo que han estado cerrados otros pasos transfronterizos.

En la reunión decidieron exigir que el Gobierno central tome medidas que garanticen la seguridad vial e incremente las inversiones, en lugar de aplicar políticas sancionadoras "que solo conllevan un incremento de la recaudación". Todos los asistentes manifestaron su malestar porque la única respuesta del Ministerio de Fomento ha sido "una política recaudatoria, frente a la reclamación unánime de estos municipios que exigían más seguridad y más inversión en esta carretera nacional que, en algunos de sus tramos, como el ubicado entre Benabarre y Pont de Suert, llega a soportar diariamente más de 500 camiones, o donde hay travesías urbanas con especial peligrosidad, como las de Pont de Suert y Vilaller".

"En lugar de dar respuesta a las demandas del territorio de un mayor control al tráfico pesado nos hemos encontrado que en las últimas semanas se han incrementado los controles recaudatorios a turismos, que afectan en especial a quienes residen en la zona, que hacen uso diario, incluso en varias ocasiones al día y por lo mismo son quienes más padecen la inseguridad de esta vía", denunciaron los alcaldes, que ya se reunieron en junio para estudiar posibles acciones.

La N-230 es un destacado eje de comunicación Norte-Sur, tanto para la parte aragonesa como para la catalana ya que vertebra territorios entre Lérida y el valle de Arán y supone un eje para dinamizar la economía aragonesa y de esta parte de Cataluña. Ante todo los alcaldes lamentan las muertes --una media de seis al año y decenas de heridos en una vía que tiene tres de los tramos más peligrosos de España-- y argumentan que en los últimos meses "en alguna semana se han cuantificado hasta siete accidentes de tráfico".