El nuevo propietario de la finca en la que se encuentra el Pozo de los Aines alega razones de seguridad para no permitir el acceso de los turistas a unos de los enclaves naturales más singulares de Aragón. José María González, un empresario del sector del dulce afincado en Zaragoza, explicó ayer a este diario que compró la finca para explotarla como olivar --tiene 135 ejemplares-- y que en sus planes no entra "hacer negocio turístico con el pozo", una sima de 30 metros de profundidad y 20 de anchura que acoge un hábitat natural sin parangón.

Hasta hace unos meses, turistas, curiosos y científicos entraban sin problemas en la finca, pero, tras cambiar de propietario, las señales de prohibido el paso han tomado el protagonismo. "La zona no está en condiciones. Es una cuestión de seguridad. Me informé bien e incluso recibí la recomendación de gente de la DPZ para que evitara el paso al público. Cualquiera puede caer y tendríamos un disgusto", asegura González, que posee otras 11 fincas en la localidad de Grisel.

MALESTAR VECINAL Las prohibiciones de paso no han sentado bien en esta localidad de las faldas del Moncayo, ya que el Pozo de los Aines, con anteriores propietarios, provocaba un turismo fluido en la zona. Los vecinos alegan, además, que con la ley en la mano la sima no es propiedad de González. "Es cierto, la finca es mía, pero el pozo no. Eso está escrito en los libros: hasta cuatro metros, sí es de la finca; desde esa altura, es de la humanidad".

González insiste, sin embargo, en que se siente obligado a impedir el paso a personas ajenas al terreno para evitar accidentes. "Yo no pondría inconveniente a que se explote desde el punto de vista turístico, siempre que el ayuntamiento o las instituciones pertinentes acondicionen la zona y garanticen la seguridad", propone el empresario.

POCO CONOCIDO González asegura que cuando compró el terreno apenas conocía la existencia del tesoro natural que supone la sima. "Algo había oído, pero no tenía ni idea ni de sus dimensiones ni de su repercusión popular. Yo no quiero líos, pero no invertiré dinero en acondicionar esa parte de la finca para tratar de sacarle un rendimiento económico. No me interesa. A mí me interesan los olivos". Eso sí, añade que tampoco evitará el paso de los turistas si son "las administraciones" las que asumen la explotación del enclave.

La creación del Pozo de los Aines está ligado a una leyenda medieval que asegura que la tierra se abrió para tragarse a un morisco que pretendió trabajar con sus animales un día festivo, dedicado a Santiago Apóstol. Los vecinos escucharon el estruendo mientras oían misa y lo atribuyeron a un castigo de Dios.

El micro clima que se ha creado en su interior, donde la temperatura es constante de 10 grados y la humedad ambiental muy elevada, propicia la existencia de una exuberante vegetación, donde abundan musgos, hiedras, plantas trepadoras que cubren las paredes. Es posible descender por unos escalones de piedra en la pared hasta más o menos la mitad, donde existe un pequeño mirador. "No es seguro. Tal y como está, cualquier día puede caerse alguien", insiste José María González.