Después de algo más de hora y media de confrontación, por momentos alborotada, el debate de candidatos a la alcaldía de Zaragoza organizado por EL PERIÓDICO DE ARAGÓN ha dejado a la socialista Pilar Alegría bajo los focos. Todos los candidatos presentes tienen claro que nadie va a poder gobernar en solitario la capital aragonesa después del 26-M y por eso unos y otros ya tratan de imaginar escenarios posibles para futuros pactos.

El candidato del Partido Popular, Jorge Azcón, no oculta, por ejemplo, que no tendrá reparo en pactar con Ciudadanos, partido con el que cree que el PP tiene muchas "coincidencias y proyectos comunes". A la izquierda, tampoco parece que, llegado el caso, vaya a haber mucho problema para que ZeC, Chunta y Podemos encuentren un espacio común si es necesario. Todo antes que allanar el camino a la (tri)derecha. O eso parece ahora.

Sin embargo, las incógnitas florecen cuando se trata del PSOE. Al menos eso han tratado de hacer ver algunos de los rivales de Pilar Alegría en las urnas, léase Violeta Barba, Carmelo Asensio, Pedro Santisteve y el ya nombrado Jorge Azcón.

En el ambiente se ha palpado que todavía no está descartada por completo una futura alianza PSOE-Ciudadanos, algo que parecen temer a partes iguales fuerzas tan dispares como PP y Podemos. Por un momento, parecía que Barba y Azcón iba a unir sus dotes artísticas para entonar el "¡Con Rivera, no! ¡Con Rivera, no!", aunque, obviamente, por motivaciones y aspiraciones muy distintas a las de la militancia del PSOE, auténtica dueña del copyright de la que puede ser la canción del verano. Pilar Alegría, por su parte, no ha confirmado ni desmentido nada, se ha limitado a decir que quiere liderar un gobierno de la ciudad de corte "progresista".

Eso sí, quizá molesta por los planteamientos y dudas que Violeta Barba trataba de sembrar en las intenciones socialistas, Alegría se ha revuelto con fiereza contra la candidata de Podemos. Tanto en este punto como en otros muchos del debate, Azcón ha aprovechado para criticar la falta de sintonía que tienen los partidos de izquierda, insistiendo en que solo la derecha puede garantizar estabilidad institucional.

En el fragor del enfrentamiento dialéctico, todos los presentes (Pilar Alegría, Sara Fernández, Joge Azcón, Carmelo Asensio, Pedro Santisteve y Violeta Barba) no se han dado cuenta de que más allá de las ideologías, en buen a parte de los asuntos todos dicen más o menos lo mismo. Sobre todo si se trata de proponer modelos de cofinanciación en los que participen otras instituciones, nacionales y europeas, para una segunda línea del tranvía; o de implicar al Real Zaragoza en cualquier proyecto de un nuevo campo de fútbol. Por no hablar de la cultura, "un derecho de todos", en palabras de cualquiera que elijan. Incluso en municipalización sí, municipilación, no, las conclusiones son en casi todos los casos las mismas: dependiendo de qué servicio se trate.

Eso sí, hay temas donde es difícil encontrar puntos en común y aquí es el ICA el que se lleva la palma. Asunto farragoso y posiblemente aburrido para la mayor parte de la ciudadanía y, sin embargo, con categoría de preferido para quienes aspiran a convertirse en representantes del pueblo. Será porque a cuenta del impuesto de contaminación de las aguas todos tienen un trasto recuperado del desván que tirar a la cabeza del otro. No se salva nadie. Incluso a costa de saltarse a la torera la que probablemente era la única condición que ha puesto el moderador del debate, Nicolás Espada, director de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, antes de empezar el mismo: mirar hacia el futuro y no hacia el pasado. Sin embargo, los presentes sobre el escenario de la Cámara de Comercio (todos, ellas y ellos) han demostrado sentirse más cómodos mirando hacia atrás, ya se sabe, ese interminable universo de los reproches, que centrándose en lo que está por llegar. Mala señal.