Uno de los mejores criminólogos españoles, y quizá el más avezado en el conocimiento de la historia contemporánea del crimen y del delito en España, Francisco Pérez Abellán, vuelve por sus fueros, por sus foros, a las librerías, con un nuevo y recomendable título recién sacado del horno: Los crímenes más famosos de la Historia (Planeta).

En sus páginas, ilustradas por fotografías que hoy nos estremecen, pues estos monstruos han pasado a residir en nuestro imaginario colectivo, reconocemos a primera vista a algunos de los más sanguinarios asesinos que han sembrado de muerte y dolor su entorno familiar y social, sucediéndose casos como el que tuvo lugar en El Cortijo de El Fraile, y que inspiraría a García Lorca sus Bodas de sangre, o el de Garavito, el asesino colombiano de niños.

En su prólogo, tan lúcido como todo cuanto sale de la pluma de este experto del periodismo de sucesos, Pérez Abellán sostiene que la historia de la humanidad es la historia de sus crímenes.

"Los seres humanos --escribe-- llevamos dedicados al arte de matarnos unos a otros desde el principio de los tiempos. Ya los restos arqueológicos, por ejemplo en Atapuerca, nos muestran que hubo humanos que se comieron unos a otros antes de aprender a hablar".

Del estudio de los crímenes podrán deducirse causas y circunstancias que ayuden a establecer políticas preventivas contra el delito, recomendación en la que Abellán jamás deja de insistir, pues ciertamente es una de las claves a la hora de garantizar a la sociedad una mayor seguridad y calidad de vida. Sociedad que cambia y muta constantemente, y también en sus hábitos delictivos. A este respecto, el autor llama la atención sobre la evolución homicida en el género femenino, tomando como ejemplos (malos) a Rosario Porto y a las asesinas de la presidenta de la Diputación de León.

El volumen arranca con la reconstrucción de casos históricos como el asesinato del escritor Antón del Olmet a manos de otro escritor, Vidal y Planas, o el de la llamada Viuda negra de Hospitalet, para llegar hasta Gary Ridgway, el Asesino de Green River, o el de Paquita La Muerte; el de Juan Carlos Aguilar, el falso monje shaolín de Bilbao; el de Angie, la Asesina de la peluca, o el de Andrés Rabadán, el tristemente célebre Asesino de la ballesta.

De obligatoria consulta.