La vuelta a la universidad no ha supuesto grandes cambios, al menos hasta que la institución zaragozana decida cómo será, definitivamente, el formato de las clases. En lo que se refiere a la residencia de los estudiantes, la vida sigue igual. Los pisos de alquiler y las residencias copan los primeros puestos de preferencias y oportunidades de los jóvenes que residen fuera de Zaragoza y tienen que desarrollar sus clases en la capital aragonesa.

María es una joven que reside en un piso de alquiler y lo mantiene desde que estudia en Zaragoza. Cuatro años lleva con él y la «buena relación» con la casera ha permitido que siga residiendo en él, a pesar del covid-19. Lo que la pandemia ha provocado es que los propietarios de estos inmuebles sean más benevolentes con sus inquilinos: «Con el covid-19 nos hizo una rebaja y pagamos tipo una fianza cada mes en vez de pagar el piso como tal», señaló María. «Nosotras tenemos los gastos incluidos entonces pagamos 235 euros al mes y en vez de eso ahora pagamos la mitad o así», añadió sobre una rebaja considerable en el precio debido a la situación epidemiológica.

La incertidumbre reina en las compañeras de piso de María, que vuelven en septiembre para hacer exámenes presenciales pero el curso todavía no saben cómo será.

La comprensión de los caseros también la experimentó Carlos, un joven de 22 años que está estudiando Historia. «Cuando Zaragoza entró en la fase 2 de nuevo, subimos a hablar con el casero y decirle que dada la situación si era posible rescindir el contrato», dijo Carlos, añadiendo que funcionó ya que consiguieron que el pago se limitara a la fianza, librando los meses de mayo y junio. Ahora está buscando piso junto a otros compañeros y afirmó que, a pesar del covid-19, los precios se mantenían igual.

En el caso de Leire, una chica vitoriana que estudia en Zaragoza, se topó con un propietario algo menos compadecido con la situación: «Facilidades no me ha puesto. Ha habido otros caseros que durante el estado de alarma sí que dijeron que no pagaran todo a sus inquilinos, pues en mi caso no se ha dado». Asimismo, Leire manifestó que no tenía ningún tipo de miedo a vivir en Zaragoza porque había que aprender a «convivir con la situación».

Las residencias para estudiantes universitarios también son la otra alternativa, y en este caso prioridad. O así lo demuestra el colegio mayor Cardenal Xavierre de Zaragoza cuyo presidente aseguró que estaba «completo». Asimismo, informó de que habían implantado un protocolo de seguridad para evitar contagios.

Juan estudia y reside en Huesca y aseguró que la realidad en la residencia va a ser muy diferente: «Las medidas que ha tomado son reducir el número de plazas a la mitad, dejando en total 56-60 plazas, y todas las habitaciones serán individuales, además de cerrar todas las zonas comunes y seguir protocolos de desinfección para entrar al comedor».

Belén vive en una residencia de la Guardia Civil y también hay cambios. El centro realizará controles de temperatura a la entrada y el uso de la mascarilla será obligatorio en todas las zonas comunes. Sobre sus compañeros, aseguró que todos mantenían su prioridad de estar en la residencia: «ninguno ha dudado en seguir».

EN PRIMERA PERSONA

Carmen López: «Las cosas van a ser muy diferentes»

Carmen López cursa la carrera de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (CCAFD) en la Universidad de Zaragoza, en el campus de Huesca. Por ello, tanto en su primer año de grado como en este segundo que está a punto de comenzar, ha estado en la residencia para estudiantes de la capital oscense: «En la residencia estuve un año, este es mi segundo año de carrera. Pero voy a volver aunque es cierto que las cosas van a ser muy diferentes, no nos vamos a engañar», apuntó la joven. El curso pasado lo terminaron en casa después de que la Universidad de Zaragoza decidiera clausurar todos los espacios educativos y residenciales de la institución.

Aun con el covid-19 de por medio, hay que volver a la rutina: «En realidad no es miedo del todo, sí que me ha dado un poco de miedo por la situación pero entiendo que no se puede paralizar todo y en algún momento teníamos que volver a la normalidad, no podemos estar así siempre», apuntó la joven López.

Sobre la habitabilidad en la residencia, aseguró que las cosas iban a cambiar porque el propio colegio mayor se había acogido a un protocolo de actuación con medidas de seguridad sanitarias: «Las condiciones de residencia van a ser muy diferentes. Por ejemplo no habrá habitaciones dobles, las tablas de la tele tendrán un aforo, la cocineta... Vamos a ser la mitad», comentó.

Asimismo, dijo que otras compañeras sí habían decidido marcharse a un piso, pero por razones económicas y no por miedo a la propagación del virus en la residencia.

Eric Martín: «He vuelto a Huesca por las prácticas»

Eric Martín es del País Vasco pero vive en un piso de alquiler en Huesca porque está estudiando, también, el grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (CCAFD). Va a residir este nuevo curso, el que será su segundo, en la misma residencia. «Siempre llevaba la idea de seguir con el piso y con el mismo compañero», por lo que parece que las cosas iban bien. «Con los dueños nos llevábamos muy bien y tenemos muy buena relación. Con cualquier cosa nos dicen, están atentos a todo y ahora que han empezado a poner cláusulas por el covid-19 nos dicen que con cualquier cosa nos avisarían», reflejó Martín.

Al principio, no las tenía todas consigo, pero la notificación de la Universidad de Zaragoza sobre que las prácticas serían presenciales este curso terminó por hacerle tomar la decisión de volver a la capital oscense. «Nos dijeron que las prácticas iban a ser presenciales así que en parte por eso me decidí del todo a regresar al piso», comentó el joven Eric Martín.

Sobre el comportamiento general que están adoptando los caseros aragoneses, Eric tenía claro que estaban haciendo lo posible por comportarse de buenas maneras con los inquilinos: «Que te avisen al final se agradece, porque ni desde la universidad se sabe lo que se puede hacer, y que los propietarios de los pisos estén así, están siendo bastante generosos», agradeció este joven vasco que inicia su segundo curso de estudios superiores en Huesca. Asegura que su caso no es una excepción y que los caseros de sus amigos tampoco les han puesto problemas.