La actividad comercial en la estación intermodal de Delicias no logra despegar. Actualmente, el 33% de sus locales se mantienen completamente cerrados. Exactamente el mismo porcentaje que hace medio año y similar a ejercicios anteriores a pesar de ser una terminal de referencia en toda España. Desde el ente público Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) explican que la crisis económica es uno de los principales problemas, en cambio, los comerciantes lo achacan a la escasa rentabilidad de sus negocios.

La estación tiene 113.925 metros cuadrados de superficie comercial, de los que 64.400 están ocupados. De de los 30 locales disponibles, 20 albergan negocios. Estas cifras podrían resultar positivas, pero son engañosas porque solo el párking subterráneo de coches, donde hay un servicio de autolavado, ocupa 62.000 metros cuadrados de los destinados a la actividad comercial. Desde Adif aseguran que, independientemente de la escasa ocupación, la oferta de servicios es muy variada y completa. La estación dispone de habitación de hotel, varias cafeterías, dos empresas de alquiler de coches, un quiosco de prensa o varias tiendas de alimentación y dulces.

Según la gestión del servicios, los alquileres se adaptan a la realidad económica, sin embargo, no es suficiente para alquilar todos sus locales. Las razones pueden ser diversas, pero apuntan a la crisis económica como la principal. Sin embargo, desde que se inauguró esta gigantesca estación en el 2004, nunca se ha logrado ocupar toda la zona comercial.

El ente público se mostró optimista y confiado en que la tendencia cambie ya que el mercado indica que se va recuperando. Por su parte, los comerciantes, que admiten que los alquileres son razonables, aseguran que es «difícil» que el negocio resulte rentable. Salvo los bares o los establecimientos de alquiler de coches, el resto obtiene unos beneficios mínimos. Los mejores días son los viernes por la tarde y los fines de semana, además de los puentes.

A pesar del ir y venir continuo de los miles pasajeros que cada día pasea por la estación, pocos son los que se paran en una tienda. Las grandes dimensiones de la terminal tampoco ayudan.

Temperaturas

Según los arrendatarios, los viajeros acuden con prisa y el tiempo justo para coger su tren o autobús y no se paran en los establecimientos y si tienen que esperar lo suelen hacer en las salas habilitadas o en un bar. Además de por una cuestión social, lo hacen para resguardarse en una zona con una temperatura agradable, ya que las dimensiones de la estación hacen que sea o heladora o muy calurosa.

Por su parte, los viajeros admiten que las grandes dimensiones de la estación tampoco permiten acudir de una local a otro con tranquilidad. Aquellos que esperan al AVE descartan bajar hasta la planta baja, donde están las salidas y llegadas de los buses, para visitar algún establecimiento por la gran distancia que les separa.

Esta situación no es exclusiva de Zaragoza. Las cifras no son muy diferentes en el resto de estaciones de la red de ferrocarriles con porcentajes de locales vacíos similar al de la capital aragonesa. Sucede, por ejemplo, en Albacete o Cáceres, en cambio, en la terminal de Atocha no queda ni un metro libre.