IU gobierna en coalición en el Estado con una confluencia con Podemos y en Aragón no confluyó y está en la oposición. ¿Cómo valora ambas situaciones?

En el ámbito del Estado es inédita la fórmula de la coalición y ahora tenemos que empezar a generar una dinámica de encuentro entre dos partidos distintos que comparten un programa de gestión. Es positivo que IU esté en el Gobierno y nuestra aportación ha sido básica para avanzar en derechos, como los ertes, las ayudas a los autónomos, abrir debates como el de la vivienda o el del ingreso mínimo vital, aunque esté teniendo problemas. El problema es que a veces debatimos mucho sobre el debate, y no sobre el hecho concreto que se debate. Hace diez años con la derecha gobernando el país se debatía sobre el rescate a la banca y ahora debatimos sobre el derecho a la vivienda. Demuestra que este Gobierno, a pesar de todas las dificultades, está trabajando. Es positiva nuestra participación, aunque solo desde el ámbito institucional no vamos a ser capaces de corregir dinámicas en las que los derechos sociales van a la cola de las dinámicas institucionales.

¿Y la situación en Aragón?

En cuanto a Aragón, IU no era necesaria numéricamente para formar Gobierno y aportamos mucho más desde la oposición, porque es un error hablar de la superación de las ideologías, porque es importante saber por qué y para qué estás en política. Mienten los que dicen que no es importante la ideología. Estamos poniendo debates en la agenda que nadie pondría.

Si Lambán que busca amplios consensos y alianzas le ofreciera entrar en el Gobierno, ¿se lo plantearía?

IU tampoco entraría ahora en el Gobierno. Es una decisión que tomamos en su momento y creo que hacemos un buen papel donde estamos.

Lambán ha dicho varias veces que no es momento de ideologías...

Un político no puede desvestirse de ideología. Ahora mismo la realidad confronta dos modelos para salir de esta crisis. Debilitando al Estado, como reclama la derecha, o reforzándolo, como propone la izquierda. Eso es ideología. La izquierda propone lo que está en la Constitución, la fiscalidad progresiva y la derecha no. Estos temas hay que abordarlos. El presidente Lambán no quiere hablar de la reforma fiscal, pero tarde o temprano va a tener que hacerlo. De hecho, en el plan nacional de recuperación y resiliencia, en el décimo eje se habla de la fiscalidad. Y hay que hablar porque en este país hay una insolidaridad fiscal que agrava la brecha social. Hay otros debates, como la reforma laboral, porque la riqueza también hay que repartirla cuando se genera. O cómo acabar con las brechas de género… Estas cosas vienen caracterizadas por la posición ideológica que tienes. Cuando uno se escuda en que su Gobierno es transversal, todas estas cuestiones que son urgentes y la pandemia ha agudizado, pasan a un segundo plano.

¿Cree que han pasado a un segundo plano en Aragón?

Esto es lo que a IU le preocupa de la salida de la crisis planteada por el Ejecutivo aragonés. Esa estrategia de recuperación social y económica carga las tintas en la salida de la crisis desde la actividad productiva, sin tener en cuenta algunas cuestiones fundamentales como lo medioambiental, la igualdad, el modelo productivo o la economía social, el pequeño y mediano agricultor, las pymes y los autónomos… Lo que está detrás es la gran empresa y los proyectos de siempre. El 88% de las propuestas elevadas a Madrid para el plan nacional de recuperación se centran en dos sectores que ya eran estratégicos para el Gobierno de Aragón antes de la pandemia. Hablo de la agroindustria y las renovables. ¿Qué modelo se va a priorizar en torno a esos desarrollos? Acabaremos depredando como depredó la ley del suelo de Aznar. Todas esas cuestiones son prioritarias para el Gobierno, de Aragón pero sin la reflexión debida. Todo lo social que se incluía en la estrategia de recuperación ha quedado pendiente.

Ustedes firmaron ese acuerdo.

El Gobierno dice que el 87% se ha cubierto. Consideramos que no es así. Que haya una consignación presupuestaria, por ejemplo en rehabilitación y vivienda, no significa que se haya cumplido lo que se ha firmado.

Precisamente sobre la vivienda surgen grandes fricciones con el PSOE. ¿Es el inicio de un proceso de ruptura con este partido?

No es intención nuestra. Lo que queremos es cumplir un punto del acuerdo que consideramos imprescindible. La vivienda es un problema para miles de españoles y se sigue viendo como una mercancía en lugar del derecho constitucional de garantizar el derecho a techo. Ahora mismo hay mucha más gente sin casa o en riesgo de perderla que gente amenazada por un riesgo de perderla por un procedimiento ilegal. Toda esta avalancha que se está produciendo en torno al miedo que puede suponer la okupación no sirve más que para cauterizar cualquier expresión colectiva en derecho de quienes no tienen techo y lo necesitan.

IU acaba de iniciar el proceso para la renovación federal de cargos y programas. ¿Qué espera?

La situación política, no solo por la pandemia, requiere de una propuesta de análisis que identifique correctamente qué está pasando. Por qué la extrema derecha está creciendo como la espuma impugnando los principales valores democráticos de este país, cómo tenemos que contestarlo desde IU y la sociedad civil organizada y cómo y de qué manera la izquierda tiene que dar respuesta a estas cuestiones. Hablamos del cómo, porque el qué lo tenemos muy claro en IU_desde siempre.

Y ese cómo llega cuando por primera vez forman parte del Gobierno de la nación. ¿Cambia la forma de afrontar la acción?

Paradójicamente, es un momento en el que desde el ámbito institucional se tiene mucha capacidad de incidencia porque estamos en el Gobierno de la nación. Y lo estamos en un momento en el que han volado por los aires todas las lógicas preestablecidas que se habían instalado como dogmas de fe. Me refiero a la austeridad, los recortes, el sometimiento de lo público para algo residual... Todas esas cuestiones son las que nos tienen que llevar a la reflexión de cómo construir los espacios de poder --tanto desde las instituciones como desde la calle, que sigue siendo imprescindible-- para seguir ampliando derechos.

En el horizonte está de nuevo intentar la confluencia con formaciones como Podemos. ¿Cómo está la situación de partida?

Hemos empezado a trabajar. Estamos obligados a entendernos y a construir espacios que respeten la diversidad, la pluralidad de las organizaciones y las personas que las componemos y que se generen mecanismos democráticos para tomar las decisiones.

¿En el anterior proceso de confluencia se faltó el respeto a IU?

Entendemos que sí, que faltó respeto y sobre todo ese reconocimiento. Las propuestas que son uniformizadoras y que carecen de cierta organización participativa a veces no son las mejores. La izquierda tiene que estar capacitada para tener un programa sólido para gobernar pero también debe respetar culturas políticas, llegar a encuentros para hacer de esa diversidad una virtud

En ese sentido, ¿IU tiene unos canales participativos más profundos que Podemos?

No juzgo cómo se organiza cada uno, pero sí sé cómo quiero organizar un espacio en el que todo el mundo se sienta ilusionado .

¿Cómo ve la confluencia en Zaragoza? ¿Será posible alcanzarla? ¿Hay muchas diferencias con otros procesos locales o con el autonómico?

El proceso de encuentro tiene que ser global. Queda tiempo para que nuestras organizaciones locales avancen. Sería un error no ser capaces de construir una fórmula para que todo lo acumulado encuentre un espacio común. Hay que seguir trabajando.

Usted se encuentra en el equipo de Alberto Garzón, que tiene muchas opciones de continuar como coordinador. Y usted, ¿piensa volver a presentarse en Aragón?

Estamos a lo que ahora importa, dando respuesta desde las instituciones y trabajando colectivamente para situar debates que no se producirían si no estuviéramos nosotros. Y fortaleciendo la sociedad civil en torno a sus problemas. Ahora mismo estoy muy centrado en lo que nos corresponde, como todos los compañeros y que la organización decida dónde es mejor que estemos cada uno. Tengo vocación plena por seguir trabajando en la conquista de derechos desde la calle, las instituciones y la construcción de espacios de unidad desde el respeto y la pluralidad.

¿Cómo analiza que la extrema derecha siga subiendo y se haya normalizado y tenga una presencia tan real en las instituciones?

La extrema derecha siempre había estado agazapada en el ámbito de una opción política que referenciaba a un amplio colectivo de este país que seguía sin creerse la democracia. Ahora todo ha saltado por los aires debido a la crisis y a las corruptelas del PP, que no ha sabido dar respuesta real a muchas de las cuestiones que demandaba ese espacio ultraconservador y la extrema derecha lo ha rentabilizado. Están haciendo una impugnación moral a la construcción democrática de este país y ponen en tela de juicio los valores éticos con los que queremos salir de esta crisis. ¿Desde el miedo, la mano dura, la reacción, la seguridad como pérdida de libertad, la lógica de ricos contra pobres? ¿O queremos salir como una opción emancipadora y de izquierdas?. El problema es que se dé por bueno lo primero.

¿Cree que la izquierda tiene alguna responsabilidad en el auge de la extrema derecha por no haber sabido dar respuesta en acción y discurso a determinados problemas de las personas?

Son una opción que canaliza la reacción y el desánimo. Otorga aparentemente salidas fáciles a problemas complejos y eso nunca puede pasar. La ultraderecha no puede ser una opción para las clases trabajadoras. Es verdad que de momento no lo está siendo, pero tampoco lo puede ser para cualquier demócrata independientemente de su posición ideológica, siempre que sea democrática. Ahí debemos pensar cómo actuar.

¿Y cómo actuar desde IU?

Hablamos de responder a las personas que lo están pasando mal y avanzar en derechos y libertades. La agenda feminista está avanzando con fuerza, la realidad del cambio climático nos tiene que hacer repensar nuestra actividad productiva. Eso confronta con opciones heteropatriarcales, machistas y negacionistas de la ultraderecha. IU no quiere ver una sociedad xenófoba, machista, insolidaria… Se aprovechan del miedo de las clases medias y populares y quieren ser una referencia de quienes ven que aquí hay una oportunidad para seguir acumulando. Estamos ante una derecha reaccionaria en lo social, neoliberal en lo económico y antidemocrática en los derechos universales.

El PP dice comunismo o libertad y normaliza a Vox. ¿Qué le parece su lema?

Es que comunismo es libertad. Está explicado en las preguntas anteriores. Se está jugando a una equidistancia falsa en la historia y se normaliza a una ultraderecha cauterizada en Europa, que ha hecho un cinturón democrático que en España no se ha hecho. Seguimos dando por bueno que incidan en la vida pública desde lo que defienden y practican. No todo vale en política y el PP se lo debería hacer mirar, porque está privando a este país de tener una opción conservadora democrática, así de claro.

¿No cree que a veces la izquierda abandona sus causas tradicionales por polémicas innecesarias o se pierde en debates artificiosos?

En política hay un problema de sobreactuación de todo el mundo. Muchas veces la tribuna se ha convertido en un plató de Youtube y confundimos el debate con un tuit. Y es un problema. Si eso lo sumas a las derechas más reaccionarias que vienen a impugnarlo todo con valores profundamente antidemocráticos, en este contexto de crisis en el que el miedo aflora, es la tormenta perfecta para que el ruido impida ver la agenda de lo importante. Pero sí, comparto que a veces se sobreactúa.

¿Qué le parece la decisión de Pablo Iglesias de abandonar la Vicepresidencia del Gobierno para optar a la Comunidad de Madrid?

En el ámbito institucional ha dado un golpe de efecto inteligente, Pablo Iglesias como tal, no Unidas Podemos. Ahora lo que habrá que ver es si entre todos somos capaces de desterrar a la extrema derecha que ya está gobernando con Isabel Díaz Ayuso, pero que con la amenaza de la entrada de Vox en el Gobierno aún será más descarada para desplegar esa agenda reaccionaria, ese nacionalpopulismo centralista que no supera los conflictos, que no suma para resolver los conflictos territoriales y que contribuye al enfrentamiento. Por cierto, algo a lo que también se suma nuestro presidente de Aragón y que creo que no es el camino. Desde luego, espero que Díaz Ayuso no vuelva a gobernar.