-¿Andorra está preparada para el adiós definitivo del carbón?

-Hace años siempre decía que la alternativa del carbón era el carbón. Ahora lo único que nos queda, y más como ayuntamiento, es trabajar para realizar con éxito esa transición. La verdad es que conforme se va acercando el día del cierre la sensación de tristeza se hace más grande, pero ahora no nos queda otra que pelear para atraer empresas. De hecho, nuestro equipo de Gobierno ya sabía a lo que venía.

-¿Es más optimista que hace un año?

-Hace un año estaba convencido del futuro que tiene Andorra y ahora igual. Sí que es verdad que cuando aterricé en el ayuntamiento me di cuenta de que habíamos sido muy dados a exigir a las administraciones de fuera. Debemos seguir haciéndolo, pero los primeros que tenemos que autoexigirnos somos nosotros mismos. Hemos estado más pendientes de fuera sin pensar lo que podíamos hacer desde dentro del ayuntamiento. Nosotros ya habremos contactado o reunido con más de 50 empresas desde que llegamos. A raíz de lo de la pandemia, por ejemplo, hemos hablado con varias empresas sanitarias. Se trata de moverse. El principal activo, que es nuestra gente, lo seguimos teniendo. Y no podemos perderlo porque no tengan alternativas de empleo.

-El consejero Aliaga ha hablado de una empresa extranjera que podría crear 100 empleos. ¿Qué se sabe de esto?

-Cuando un vicepresidente lo dice confío en que es porque es un proyecto bastante atado. No puedo adelantar el sector. De todas formas tenemos más iniciativas encima de la mesa. Lo que no queremos es pasar de la dependencia del carbón a la de otro único sector. Podemos albergar firmas sanitarias, pero también de innovación o de agroalimentación. Nuestro contacto con el Gobierno central es muy fluido y con la DGA es diario. A ver si unidos podemos paliar el fin del carbón.

-¿Confía en que se logre retener el empleo de las subcontratas?

-Por supuesto que sí. Es una obligación. Creo que son los más preparados para afrontar las obras de desmantelamiento porque conocen la térmica muy bien. Unos trabajos que también deben llegar a los parados de Andorra.

-¿Cómo valora la gestión de la ministra Ribera en el proceso?

-El anuncio fue un varapalo. Luego cuando descubres que no había otra alternativa porque así lo había acordado el anterior Gobierno lo acabas aceptando. En líneas generales creo que lo está haciendo bien.

-¿Es suficiente el plan de futuro que ha diseñado Endesa para paliar el cierre de la central?

-Cuando te quitan el motor de una provincia todo parece insuficiente. Es verdad que están previstas unas inversiones para seguir siendo referentes en temas de producción energética, pero creo que se podría hacer algo más.

-¿Qué espera del convenio de transición justa?

-Es una línea estratégica de desarrollo. Debe servir para suplir el cierre de la central pero sobre todo para fomentar nuevas vías de desarrollo. La valoramos muy positivamente, y debe acelerarse desde las instituciones. Aunque imagino que habrá que esperar a que haya presupuestos. Ahora también necesitamos que se agilicen las autorizaciones de los parques para que haya gente que se recoloque cuanto antes.

-¿Qué ha aprendido la comarca de los errores del pasado?

-No podemos agarrarnos solo a los convenios de la transición o al trabajo del Gobierno o la DGA. Tenemos que aprovechar todas las armas.