Ambar está a punto de dar un paso trascendental en sus casi 120 años de historia. A principios de este verano empezará a producir cerveza en su nueva fábrica, ubicada en el barrio zaragozano de La Cartuja (carretera de Castellón), que se convertirá en una de las más modernas y punteras de España y Europa, sobre todo energéticamente. El salto será exponencial. Solo quedan por acabar las obras de la sala de cocción, corazón e icono de la instalación, que entrará en pruebas en las próximas semanas. La planta tendrá capacidad de hacer 240 millones de litros al año, más del doble que la histórica factoría de San José (100 millones), que seguirá activa para elaborar especialidades y como centro turístico y de experiencia sobre esta bebida hecha con malta, agua, lúpulo y levadura.

El proyecto, que ha ascendido a 70 millones de euros de inversión, ha sido impulsado por el grupo aragonés Ágora (La Zaragozana), la cervecera más antigua de España y que engloba a las marcas Ambar y Moritz, la distribuidora Bebinter y la fábrica Cobecsa de Jaraba, que hace refrescos (Konga) y agua (Lunares). Se trata de una de las pocas operadoras del sector que se mantiene como empresa familiar (los Roehrich) y de capital español.

El maestro cervecero de Ambar, Antonio Fumanal, y el responsable de ingeniería, Víctor Tomás, mostraron ayer en una visita técnica de medios de comunicación los entresijos de que denominaron como «fábrica del siglo XXI». Su construcción, que comenzó hace más de una década (2006), se ha estructurado en distintas fases siguiendo el proceso inverso de producción.

Primero se puso en marcha en el 2008 la planta de envasado de botellas y latas, a la que siguió la barrilería (2012) y el filtrado (2017). Finalmente, entrará en funcionamiento la sala de cocidas, la parte más emblemática de una cervecera y a la que se han destinado 20 millones de euros, un espacio de 1.800 metros cuadrados dotado con cinco grandes ollas o calderas y un sofisticado entramado de tuberías.

El origen de este complejo industrial, asentado sobre unos terrenos de 86.000 metros cuadrados, se remonta a finales de los 80, cuando La Zaragozana empezó a desarrollar aquí sus actividades de distribución y logística. Cuando las instalaciones funcionen a pleno rendimiento el próximo verano trabajarán aquí cerca de 500 de los 1.100 empleados que tiene el grupo. Todo ello en una ubicación privilegiada para la distribución del producto a todos los puntos de España.

La nueva fábrica permite aumentar también la capacidad de almacenaje en hasta 3 000 toneladas de grano, llevar a cabo 14 cocciones de 70 000 litros de cerveza al día -frente a las 10 de 50.000 litros que tenía hasta ahora- o contar con 27 tanques de fermentación. Está dotada tecnológicamente además de uno de los softwares más completos que pueden encontrarse en el sector.

EFICIENCIA ENERGÉTICA

Otro de sus grandes atributos es la eficiencia energética, con sistemas de recuperación de calor y uso racional de materias primas que permiten reducir un 30% los costes asociados al consumo de agua, electricidad y gas, logrando cumplir así con los estándares de sostenibilidad más exigentes.

La planta responde a la expansión nacional de Ambar, que está impulsando un ambiciosos plan para conquistar nuevos mercados fuera de Aragón, lo que le ha permitido alcanzar una posición destacada en zonas como Navarra, La Rioja, Álava o Castellón. En los últimos años ha sido la cervecera que más ha creció del país. En el 2018 elevó un 8% sus ventas con 92,5 millones de litros producidos, muy por encima del sector, que avanzó el 1%.