Dice que volverá a esquiar. Y, probablemente, lo hará en las estaciones de Aragón. Eso sí, la joven leonesa C. M. G. desea que su próxima visita «sea más tranquila», confiesa entre risas. ¿El motivo? El grave accidente que sufrió el pasado 25 de febrero en Astún y que la mantuvo ingresada varias semanas en el hospital Clínico de Zaragoza debido a unos coágulos intracraneales —ya reabsorbidos—, una fisura vertebral y una fractura femoral. «Me trataron muy bien, pero yo lo que quería era irme a mi casa porque allí estaba sola, por eso solicité el traslado al hospital El Bierzo», relata al otro lado del teléfono.

Sin embargo, y según cuenta El Bierzo Digital, a C. M. G. se le denegó el viaje alegando que allí no contaban con un área de Neurocirujía. Una vez que la joven recibió el 6 de marzo el alta por parte de los especialistas del Clínico en esta especialidad volvió a solicitar el traslado al centro de Ponferrada por segunda vez, ya que tenía que permanecer ingresada en Traumatología. «No podía caminar ni tampoco estar de pie. De hecho, todavía me quedan dos semanas de reposo absoluto», cuenta.

Alta voluntaria

El hospital El Bierzo volvió a decir que no al viaje. «Dijeron que se trataba de un alta, pese a lo grave de la lesión y que todavía no estaba curada, y se negaron a enviar una ambulancia», recuerda. Ante dicha situación, «los médicos de Zaragoza fliparon. No entendían la situación porque habían hecho más de un traslado entre comunidades y jamás se habían visto en una de estas», dice.

«Desde Zaragoza estuvieron llamando todo el día a Ponferrada. Incluso en un momento se nos dijo que el vehículo había sido enviado, pero esa ambulancia nunca llegó. No hemos llegado a saber a cuánto ascendía la factura, pero fue una auténtica vergüenza y voy a presentar quejas porque tenía derecho a ese traslado y mi hospital no quiso», dice.

Finalmente, C. M. G. solicitó el alta voluntaria en el Clínico, llamó a su padre y este vino desde la comunidad castellanoleonesa a recogerla en coche. También a su madre, quien ante la demora decidió viajar hasta Zaragoza para estar con su hija. «Aragón podría haber puesto una ambulancia y luego que León pagase el coste, pero al parecer tantearon la situación y desde allí insistían en la negativa. Es lamentable, la verdad», recalca.

De aquel 25 de febrero, la joven no recuerda «nada». «Fui a esquiar con unos compañeros de trabajo y perdí el conocimiento. Me contaron que sufrí un ataque epiléptico, convulsiones y, después de que me atendieran a pie de pista unos sanitarios, me trasladaron en helicóptero a Zaragoza», dice. «Una amiga me dijo que no fue mala, sino mucha suerte porque la cosa podría haber sido mucho peor», asegura la joven, que lleva casi un mes de baja laboral por la lesión.

«Es aburrido y tengo ganas de volver a la actividad. Fueron 14 días malos, pero eso no impedirá que vuelva a esquiar. Y por su puesto que espero volver a Aragón. El trato que me dieron allí fue excepcional, me sentí muy bien», indica.