El centro de especialidades Inocencio Jiménez, que depende del Hospital Clínico Lozano Blesa de Zaragoza, podría ser sustituido por un nuevo edificio con las últimas tecnologías, probablemente junto a la Intermodal. Esa es al menos la propuesta que va a defender el gerente del Clínico, Sebastián Celaya, ante las autoridades sanitarias en la presentación del plan funcional del futuro dispositivo.

Esta es la opción por la que ha apostado Celaya en lugar de la simple reforma del edificio, aunque matiza que la decisión última será del Salud y de la DGA, en función de la disponibilidad económica de los próximos años. Celaya, niega con rotundidad la posibilidad de que el Inocencio Jiménez se vaya a cerrar "sin más", tal como han criticado los trabajadores. El propio gerente del Clínico aseguró que presentaría su dimisión si fuese así.

Entre las posibles ubicaciones que baraja Celaya, se encuentra un solar situado junto a la Estación Intermodal de Delicias, --que permitiría el acceso más rápido de la población procedente de la zona rural--. Otro punto con muchas posibilidades es el barrio de Miralbueno, ya que es una zona en clara expansión demográfica. La cartera de servicios del futuro centro se adaptaría igualmente a las nuevas necesidades asistenciales del siglo XXI y podría incluir desde un servicio de rehabilitación hasta un hospital de día sin camas para enfermos de EPOC. Así mismo, se espera que el nuevo centro cuente con una mayor capacidad de resolución que el edificio actual.

DETERIORO DEL CENTRO El evidente deterioro del centro de especialidades Inocencio Jiménez, construido en 1972 a partir de una fábrica de lavadoras, ha llevado a la gerencia del Clínico a buscar una solución urgente que palie las carencias de un edificio y unas instalaciones obsoletas, que provocan más de una queja ente los usuarios y los trabajadores --como la casi inexistente climatización en verano--. "O bien invertimos en reformar el actual edificio, que es muy limitado y que, en mi opinión, sólo serviría para poner parches, o por el contrario apostamos por un nuevo edificio, más amplio, que nos permita adaptarlo a las necesidades actuales".

Sin embargo, la sombra de la reforma que planea desde hace diez años se oscurece cada vez más entre los trabajadores del centro --unos 80-- y la propia Junta de Personal. Muchos de ellos consideran que con la excusa de reformarlo sólo se busca su cierre, y aprovechar así para trasladarlo a las Consultas Externas del Clínico de forma permanente.

Desde la Junta de Personal se insiste en que "la decisión de cerrar ya se ha tomado, pero que no se quiere reconocer públicamente por el momento". De hecho, en la última reunión del gerente con los trabajadores no se despejó ninguna duda, y eso ha originado un importante malestar. "No dicen realmente qué es lo que se quiere hacer. Todo son balones fuera. Y lo que harán es pasar todo al Clínico, lo que supondrá una sobresaturación de las actuales consultas y más colapso de las listas de espera", apuntó Ana Arazo, miembro de la Junta de Personal.