Los trabajadores del centro de especialidades Inocencio Jiménez, perteneciente al hospital Clínico Lozano Blesa, están dispuestos a protagonizar paros intermitentes e indefinidos y cuantas acciones legales y sindicales sean pertinentes si el Servicio Aragonés de Salud opta por el cierre definitivo del citado centro. Este es uno de los acuerdos adoptados por la plantilla el pasado miércoles en la asamblea convocada por la junta de personal del hospital, ante los rumores de cierre y la incertidumbre.

En la asamblea, con una participación cercana al 100%, se puso de manifiesto la oposición rotunda al cierre de las instalaciones sin una alternativa satisfactoria para los usuarios y trabajadores, y se ofreció el apoyo a las medidas que se propongan desde la junta de personal. Además se creará un grupo de trabajo, se recogerán firmas en contra del cierre y se mantendrán reuniones con asociaciones de vecinos y consumidores de la zona y se enviarán cartas a los alcaldes de los pueblos cuyos vecinos se vean afectados por el hipotético cierre.

La junta de personal, que preside Ernesto Torcal, aseguró además en una nota de prensa que cuando se refieren a alternativas "no nos sirve el traslado a consultas externas del Clínico, ya que ello conllevaría una masificación en un espacio insuficiente repercutiendo negativamente en la ya abultada lista de espera, además de una disminución de los recursos sanitarios existentes".

Desde la junta de personal se lamentó también que en la reunión mantenida la pasada semana con el gerente, Sebastián Celaya, no se hubieran concretado los planes existentes al respecto. "Tan sólo nos dijo que a corto y medio plazo no se cerrará y que se está estudiando el tema. Da la impresión de que también le hayan dado un toque ante las manifestaciones tan contundentes de hace unos días en los que apostaba por construir un nuevo centro junto a la intermodal o en Miralbueno", señalaron miembros de la junta.

Representantes sindicales temen que el cierre del Inocencio signifique el paso del personal y de los usuarios a las consultas externas del Clínico, con el correspondiente colapso. "Veremos qué medidas deberemos desarrollar para evitar el cierre, porque si lo hacen sin tener un presupuesto, un proyecto ni un solar sobre el que construir, volveremos a tener una segunda clínica Ruiseñores, que se cerró por reformas y ahora es una residencia de ancianos privada", denuncia desde hace unos días, Ernesto Torcal.

Esta actuación de la junta de personal se produce después de la incertidumbre y de los recelos que se han suscitado en las últimas semanas respecto a la búsqueda de soluciones al deterioro evidente del viejo edificio de especialidades que pertenece al Clínico a la provincia de Zaragoza.

"Lo que está claro es que tanto si se cierra para su reforma como para un traslado lo que pretenden es que todas las consultas sean asumidas por la Policlínica del hospital", insistió.