La exalcaldesa de Huesca, Ana Alós, anunció este lunes el fin de su carrera política municipal tras más de 14 años en el consistorio oscense, en el que llegó a ser alcaldesa entre el 2011 y el 2015. Una renuncia que se hará efectiva hoy, cuando la releve como concejal popular Iván Rodríguez. La decisión no ha sido exactamente voluntaria, ya que llega impuesta por la dirección nacional del PP, que ve incompatible su cargo con el que ostenta en el Senado. De ahí que ayer Alós admitiera sentir «mucha pena, echando la vista atrás», al poner punto y final a esta larga etapa. «He dado lo mejor de mí en el ayuntamiento», explicaba a este diario.

Sorprende que se hable de incompatibilidad cuando son numerosos los senadores que son concejales, incluso alcaldes, sin mayor problema. Pero tanto Alós como fuentes de la dirección autonómica del partido precisaron que esta incompatibilidad se ciñe a los puestos de dirección del grupo popular en la Cámara Alta, como el que ocupa Alós, como portavoz adjunta. Según reconocía ella misma, desconocía que existiese esta restricción, que su grupo no tuvo ocasión de comunicarle en su primera designación como senadora, ante la temprana repetición de elecciones. Se lo dijeron hace unos meses, pero no hubo tiempo de hacerla efectiva ante el confinamiento, hasta que la actividad en el Senado volvió a una relativa normalidad.

Alós no ve nada oscuro en ello, aunque no es su primera experiencia con las incompatibilidades. Ya fue descartada como presidenta provincial en el 2017, pese a que la dirección autonómica la quería, por su puesto en el Congreso, por aquel entonces. Por el mismo renunció ya entonces a la presencia municipal, pero por voluntad propia, porque el calendario de plenos hacía imposible su presencia en la ciudad.

DECISIÓN ADELANTADA

En esta tesitura, Alós podría haber peleado por renunciar a su puesto de senadora en favor del municipal. Pero reconocía que esto no ha hecho sino adelantar una decisión que ya tenía tomada, cerrar su etapa en el consistorio. «Me da rabia porque quería terminar esta legislatura, pero tenía claro que no me podía volver a presentar, después de la carrera que he tenido y lo que pasó», explicaba.

«Lo que pasó» fue el extraño caso del voto equivocado que, el 15 de junio del año pasado, dio al traste con sus aspiraciones de revalidar la Alcaldía de la ciudad y aupó al cargo a Luis Felipe. Un voto cambiado, aún anónimo, que reconoce que fue «el peor momento» de su carrera política. Como alcaldesa hubiese podido continuar, pero el hecho de haber «perdido protagonismo» en el grupo municipal, donde ya no ejerce ni la portavocía, ha ayudado. Alós ya se vio apeada del puesto la anterior legislatura, pese a ganar las elecciones, por la alianza de los grupos de izquierda. Y cuando tenía la oportunidad de devolver el golpe, ocurrió la sorprendente confusión, si fue tal.

«Además, estoy a gusto con el trabajo que estoy realizando en el Senado, con responsabilidades en materia social, de trabajo, de educación o de despoblación, y quiero responder a la confianza que el grupo popular ha depositado en mí», añadía.

Todo esto no impidió que ayer se emocionase al anunciar la decisión en la rueda de prensa, precisamente el día en el que cristalizaba uno de los proyectos que impulsó como primera edil con la reapertura del cuartel Sancho Ramírez. Una coincidencia a la que se refirió como «agridulce» en su despedida.

Con ella ya son dos los ayuntamientos de capitales aragonesas que pierden a su cabeza visible en la oposición, después de que Pilar Alegría abandonase la de Zaragoza para convertirse en delegada del Gobierno.