Los agentes afiliados en Aragón a la Asociación Española de Guardias Civiles pagarán 40 euros de su bolsillo para que el laboratorio de una clínica privadas de Zaragoza les haga, a ellos y a sus familiares, tests rápidos y fiables que determinen si son positivos o negativos en coronavirus.

Los 300 asociados de esta entidad profesional han recurrido a este sistema después de esperar en vano a que la propia Dirección General de la Guardia Civil realizara estas pruebas a todos los agentes que prestan servicio en la comunidad aragonesa.

«Se trata de un colectivo sometido a un grave riesgo de contagio por las propias características de su trabajo», señaló ayer el letrado Jorge Piedrafita, responsable de la asesoría jurídica de AEGC en Aragón, que subrayó la «impaciencia» y «preocupación» de los agentes ante la «falta de respuesta» del Ministerio del Interior a su demanda para someterse a controles sanitarios.

«Los agentes están sobre todo preocupados por sus familiares y porque, de ser positivos, se convertirían en factores de expansión de la enfermedad en las casas cuartel en las que residen», indicó el abogado. El tipo de análisis elegido es una prueba que detecta en la sangre la presencia de anticuerpos IgM (inmunoglobulinas M) y IgG (inmunoglobulinas G).

Los servicios jurídicos de AEGC consideran que estos análisis deberían haber sido realizados de forma masiva a todos los agentes en cumplimiento de lo dispuesto en las medidas de protección y reconocimiento médico que se establece en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, que es de obligado cumplimiento para la administración respecto a los funcionarios a su cargo. Con esta medida AEGC quiere ofrecer a los guardias civiles la posibilidad de conocer si han pasado el covid-19 para no poner en riesgo a los ciudadanos, a sus familiares y a su entorno laboral.

Piedrafita explicó que estos análisis son imprescindibles para unos profesionales que, pese a su continua presencia en las calles, caminos y carreteras de la comunidad, todavía no disponen de medios suficientes y seguros de autoprotección y se ven obligados a reutilizar las mascarillas. «Algunos agentes se han comprado sus propios equipos ante la falta de respuesta de los responsables del cuerpo», aseguró.

«Es que ni siquiera hay cifras fiables sobre el número de agentes que están contaminados, hay una desidia completa en ese aspecto», denunció el letrado de la Asociación Española de Guardias Civiles.

De momento, el proceso de toma de muestras ya ha empezado. En Zaragoza los agentes que viven en la capital provincial pueden ir en persona a la clínica de la doctora Pilar Madero, en el andador Luis Puntes. En cuanto a Huesca y Teruel, se empezarán a recoger muestras de sangre.

Los miembros de la AEGC consideran que los resultados que salgan de los análisis servirán para hacer un diagnóstico de la situación en que se encuentra la plantilla de la Benemérita en las tres provincias, pues hasta ahora, según Piedrafita, «no hay datos de nada o al menos no se facilitan».

En este sentido, el letrado de la asociación profesional recuerda que la muerte por coronavirus de un guardia civil el pasado mes de abril en la provincia de Ciudad Real fue como un aldabonazo para todo el cuerpo.

«Hizo ver el grave riesgo de contagio que corren lo guardias, su elevada exposición al riesgo en la calle». Pero no es eso lo peor, dice Piedrafita, sino el hecho de que luego los agentes contagiados puedan llevar la enfermedad a los niños de las casas cuartel, así como a las personas mayores. De ahí que, ante lo que califica de «inactividad» de los máximos responsables de la Benemérita, la AEGC haya decidido afrontar por su cuenta el análisis de la salud de lo agentes afiliados.