«No soy una estrella del rock, soy profesor. Si quieres, hablamos». Con idéntica o similar formulación, varios de los dirigentes actuales y pasados de IU en Aragón coinciden en las anécdotas que reflejan cómo Julio Anguita rechazaba tomarse fotos o firmar autógrafos como consecuencia del reconocimiento que se ganó como figura política.

Una talla y sobre todo una «coherencia» que también todos coinciden en destacar, lamentando la pérdida de un referente. Incluso para los que no eran del PCE. No ha destacado la izquierda por su unidad, algo que Anguita intentó paliar, más cuando pasó a segunda línea por su maltrecha salud que cuando dirigía la formación.

El actual coordinador de IU en Aragón, Álvaro Sanz, recuerda precisamente esa frase de la estrella del rock, que les espetó a unos jóvenes que querían fotografiarse con él antes de una asamblea de la formación. «No tenía ningún ego, rehuía las loas en favor del trabajo y el compromiso».

Para Sanz, ayer fue un día «de enorme tristeza», no solo para IU, para quien era una figura «imprescindible», sino «para toda la gente de bien, porque era un ejemplo de lucidez, coherencia y compromiso inquebrantable» con sus ideas. Unas enseñanzas «más válidas que nunca», entiende, ahora que hay que esforzarse en diseñar «cómo queremos» que sea la sociedad tras la pandemia.

No se lo llevó esta, sino el corazón, que le dio el primer susto precisamente al día siguiente de un mitin en Zaragoza, el 27 de mayo de 1993, antes de que pudiera dar otro en Barcelona. Eran otros tiempos, de mítines multitudinarios y grandes resultados en las urnas.

A la cita acudió también el por entonces coordinador general en Aragón, José Francisco Mendi, que recuerda aquella «época convulsa», para la izquierda y el partido. «Compartimos una etapa de liderazgos carismáticos en España, estaban él y Felipe (González) y él era muy carismático. Te paraban por la calle continuamente por admiración». Pese a que él tenía serias discrepancias con las posturas comunistas de Anguita y la pinza contra el PSOE, no oculta su «admiración» por la persona «honesta» que era, «un referente fundamental».

Tampoco era exactamente de su cuerda Adolfo Barrena, que asumiría el liderazgo de la formación en la comunidad años después. Pero al igual que Mendi, señala su admiración por su «compañero, que no camarada», como hombre «muy constante, muy reflexivo, que nunca hablaba sin saber, sino argumentando y conociendo perfectamente los temas. Era un referente con quien se podía discrepar», recuerda.

Con esas discrepancias tuvieron una curiosa anécdota en el 2008, en la IX Asamblea de IU, cuando ambos defendían posiciones contrarias y coincidieron en las urnas para elegir las listas. «Él se había olvidado las gafas y me preguntó a mí que papeleta era. Le dije la suya y luego echamos unas risas comentándolo después. Creo que resume muy bien cómo era él, íntegro, incapaz de pensar que alguien de su partido le fuera a traicionar», añade.

Antes que Barrena asumió el rumbo de IU Aragón Jesús Lacasa, él sí, en plena sintonía política con Anguita. Su pérdida le produjo «una tristeza enorme», porque en su época de dirigente «colaboré con él con asiduidad, tuvimos una relación y afecto grandes», lamenta. Siempre estuvieron «en la misma onda, con plena entrega a nuestras ideas, aunque nos pudiéramos equivocar».

También estuvo con él en el mitin previo a su primer infarto, y en Casa Emilio, donde solía acudir. Y allí mostraba que su aparente carácter incluso arisco ante los medios era fachada, quizá incluso un mecanismo de defensa. Tenía una «dimensión humana poco conocida», destaca el también exidirigente Juanma Aragüés, quien coincidió además con él en la dirección nacional del PCE e IU, y mantuvo relación hasta el final; de hecho, en noviembre estuvo en Córdoba presentando libros con él.

Coincidían también en el impulso a la unidad «de la izquierda a la izquierda del PSOE», que Anguita impulsó con las mesas de convergencia hace una década, y él, aquí, con CHA. «No solo fue referente en IU y el PC, sino una gran influencia en lo que ha ocurrido en la izquierda», afirma.

Eficacia y trabajo que también destaca Raúl Ariza, que solía invitarle durante su época de coordinador «solo para escucharle, aunque se enfadaría si me oyera», admite. «Ácido, sobrio y tremendamente sensato» le recuerda, recomendando sus discursos de antes del tratado de Maastricht, que clavaron la deriva de la UE. Ariza recuerda con cariño sus reprimendas a los militantes por no estudiarse los documentos antes de ir a la asamblea. «Programa, programa, programa», como decía.

No solo IU tuvo recuerdos para Anguita en Aragón. Podemos, CHA, PSOE e incluso Cs y el PP, en concreto el alcalde Jorge Azcón, le destacaron.