La Fundación Más Vida ha puesto en marcha una campaña de lucha contra la explotación sexual comercial infantil (ESCI) en la que anima a denunciar el consumo de sexo, un delito penado con la cárcel, durante los viajes turísticos.

"¿Y si fuera tu hija?" es la pregunta que acompaña la imagen de la campaña que esta organización ha lanzado en coincidencia con la época de planificación de vacaciones, para poner el foco en el turismo responsable y en la necesidad de no mirar para otro lado y denunciar ante la mínima sospecha.

La directora de Fundación Más Vida, Cillas Abadía, ha explicado que ESCI es la utilización de un menor de edad para cualquier actividad con fines sexuales a cambio de una remuneración económica o en especie "y es una de las peores formas de esclavitud en pleno siglo XXI" que viola los derechos de alrededor de 2 millones de niños, niñas y adolescentes en todo el mundo.

La mayoría de las víctimas son niñas y adolescentes entre los 3 y 17 años de edad de países en vías de desarrollo, que se encuentran en una situación de "extrema vulnerabilidad y desprotección", informa la organización en una nota de prensa.

"La desprotección de estos menores se agrava por la impunidad de este delito, ante legislaciones muy laxas, que hacen que muy pocas denuncias acaben en sentencias condenatorias", denuncia la directora de la fundación.

Por eso, frente a la poca visibilidad de este tema casi tabú porque ocurre fuera de nuestras fronteras, la Fundación Más Vida pone el foco en datos como que España es uno de los principales países consumidores de la ESCI.

España, según Más Vida, está considerado como lugar de tránsito y destino de mujeres y menores víctimas de la trata con fines de explotación sexual y ocupa el segundo lugar en el mundo y el primero en Europa en la clasificación de países que consumen pornografía en el que aparecen menores, de acuerdo con un estudio realizado por la Fundación Alia2.

Según los datos de Save the Children que aporta Más Vida, se calcula que, anualmente, alrededor de 40.000 españoles realizan viajes dentro de los cuales mantienen algún tipo de contacto sexual con menores de edad.

La denuncia de estos datos coincide intencionadamente con época de planificación de vacaciones "para atacar a la demanda", objetivo que persigue esta campaña, según ha explicado Alexandra Cordero, responsable del proyecto "Aragón actúa contra la Explotación Sexual Comercial Infantil", desarrollada con la colaboración del Gobierno de Aragón en materia de Cooperación y Educación para el Desarrollo.

La ong Más Vida, que desde 2012 desarrolla varios proyectos contra la ESCI, ha contado en el lanzamiento de esta campaña con la implicación de la Asociación de Periodistas de Aragón que distribuirá en su web un dossier monográfico elaborado con datos y recomendaciones informativas.

En este sentido, el presidente de la Asociación de Periodistas de Aragón, José Luis Trasobares, ha apuntado que "a priori somos un colectivo sensibilizado, y esta iniciativa recuerda que el periodismo debe ser referente de valores y ética social".

Más Vida incide en que "si en un viaje sospechamos sobre un caso de explotación sexual infantil, hay que denunciarlo a las ong de la zona o a las autoridades locales" y cuentan con un enlace en la web fundacionmasvida.org en el que se informa sobre cómo actuar.

La Fundación subraya que la ESCI es un negocio ilícito por el cual se abusa, viola, somete y denigra a un menor, quien es maltratado física y psicológicamente, sufre abusos y es drogado por parte de sus explotadores.

Las consecuencias para las víctimas son embarazos tempranos y no deseados, daños físicos, enfermedades de transmisión sexual, VIH-SIDA, pérdida de autoestima, intentos de suicidio u otras formas de automutilación, sentimientos de culpa y depresión.

La pobreza y la exclusión social son las principales causas de la ESCI, pero también las desigualdades de género y culturales, en las que el hombre se siente con el derecho de usar a las mujeres para su satisfacción sexual, sin tener en cuenta los deseos de ellas, por lo que también puede ser considerada una forma de violencia de género.