Entre 120 y 150 personas manifiestan anualmente su voluntad a la Universidad de Zaragoza de donar su cuerpo a la ciencia, que utiliza los cadáveres exclusivamente para las enseñanzas de medicina y que los conserva embalsamados en condiciones óptimas de higiene y salubridad.

Así lo ha señalado el profesor Juan de Dios Escolar, del departamento de Anatomía y Embriología Humana de la Facultad de Medicina, quien ha informado a Efe de que todo el proceso está controlado, desde la llegada del cadáver hasta su incineración.

En estos momentos, la facultad dispone de veinte cuerpos para los estudiantes y que cada año necesitan al menos seis para las enseñanzas médicas.

Una vez pasados cuatro años, los cadáveres se incineran en el cementerio de Torrero y las cenizas se depositan en un panteón específico, donado por el Ayuntamiento de Zaragoza, al que los familiares pueden acudir.

Según este profesor, el tener un panteón específico es una filosofía general en todas las facultades de medicina.

Los cuerpos, que se utilizan solo en la sala de disección del departamento de Anatomía e Histología Humana, se embalsaman durante dos años, al tercero se emplean con los estudiantes de primero y al cuarto con los de segundo y, posteriormente, se incineran.

Cada año, ha indicado, entre 120 y 150 personas manifiestan su deseo de donar su cuerpo a la ciencia, a las que se les hace una ficha que se guarda en la Universidad y que se protege en virtud de la Ley de Protección de Datos.

Sin embargo, no todas las donaciones llegan hasta el final ya que se rechazan los cadáveres de las personas que hayan tenido enfermedades contagiosas o que su muerte se hubiera producido por accidente de tráfico o en una operación, ha agregado este profesor, encargado del mortuorio de la institución académica zaragozana.

Por ello, el número de cuerpos que llegan a la universidad oscila cada año, ya que mientras en 2012 tuvieron quince, en 2013 sólo cuatro y en lo que va de año dos.

Ha agregado que para conservar los cadáveres siguen un protocolo que han elaborado ellos mismos y que es de "sentido común", mediante el que, entre otras cosas, guardan en el mismo lugar el permiso de enterramiento y la ficha, sin nombre, que se hace a la llegada con sus peculiaridades.

Asimismo, ha subrayado que, aunque la donación de cuerpos en sí misma no está regulada por ley, la legislación, como la ley de policía mortuoria, sobre todo para las funerarias, controla como almacenarlos, transportarlos o manipularlos.

En el mortuorio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza, tienen capacidad para treinta cadáveres, aunque en estos momentos solo conservan una veintena.

Para su traslado al cementerio con el fin de incinerarlo, cuando han pasado cuatro años, existen conciertos con el Ayuntamiento de Zaragoza y las empresas funerarias, que los retiran de manera gratuita.

El manejo de cadáveres es algo muy complicado, ha subrayado, por lo que existen pocas salas de disección en las universidades españolas, como mucha una por facultad e incluso en algunos casos se comparten.