Hamza Rossi aprovechó la festividad de Halloween del año pasado para asaltar una vivienda en la capital portando una máscara para evitar ser identificado. No lo consiguió y ayer se sentó en el banquillo de los acusados del Juzgado de lo Penal número 7 de Zaragoza por estos hechos.

Inicialmente se enfrentaba a cuatro años de cárcel como autor de un robo con violencia e intimidación, si bien su abogada defensora, Olga Oseira, llegó a un acuerdo con la Fiscalía por el que se le rebajó la condena a un año y nueve meses. Al encausado, que admitió los hechos, se le aplicó la atenuante de reparación del daño. Junto a la pena de prisión también aceptó el pago de una multa de 1 mes multa a 8 euros por un delito leve de lesiones. Tiene antecedentes por delitos de daños y lesiones.

Todo se remonta a Halloween del pasado año cuando Hamza Rossi se dirigió al domicilio de la víctima, situado en la calle 26 de Junio, en el zaragozano barrio de Delicias. Allí vivían de alquiler dos amigos suyos.

Comprobó que no estaba uno de ellos y decidió subir al citado piso, tras romper el cristal del portal y así acceder al interior de la vivienda. Ya en el patio, se cubrió con la máscara propia de dicha festividad de los muertos vivientes y tiró la puerta abajo para acceder al piso.

Dentro del domicilio se encontró a una de las moradoras y le espetó: «Te voy a matar, dame todo el dinero que está en la casa», a la vez que la cogía del pelo y hacía ademán de apuntarle con un arma de fuego supuestamente oculta en una bolsa.

La mujer trató de defenderse forcejeando con el acusado pero no pudo impedir que registrara la casa y se llevara unos 600 euros de una cartera que había junto al televisor del salón y dos teléfonos móviles. Tras ello se fue corriendo metiéndose como copiloto en un vehículo que no pudo ser identificado.

La mujer, tal y como adelantó este diario cuando sucedieron los hechos, llamó inmediatamente a la Policía Nacional y a su marido. Había conseguido saber quién era ese hombre que había detrás de la máscara de Halloween gracias a que en un momento dado del forcejeo se le movió el antifaz.

La mujer sufrió una contusión craneal, una herida en la pierna, erosiones en un pie, así como una esquimosis en el cuello. Los daños causados en el piso ascendieron a 800 euros, 200 el valor de los desperfectos en el portal y otros 400 euros por los móviles. Este joven permanece en prisión provisional por estos hechos.